La Vila Joiosa es la capital histórica de la comarca costera de la Marina
Baixa (Marina Baja), en la provincia de Alicante. Los primeros testimonios
conocidos de la presencia humana datan de la Edad de Bronce (2º milenio a. C.),
pero se conoce mejor el poblamiento a partir de la Época Ibérica (desde el s.
VI a. C.). Entre los principales poblados de esta cultura destaca el del Barri
Vell, o casco antiguo, cuyos cementerios, el de Casetes y el del Poble Nou,
están en proceso de excavación. En ellos se han encontrado abundantes objetos
de uso militar y cotidiano, entre los que cabe hacer especial mención de varios
collares orientales en oro del s. VI a.C. Y otros objetos de procedencia
fenicia y egipcia.
En la margen derecha del río Amadorio, serca de la desembocadura, se han hallado vestigios de un núcleo de población ibérica desde al
menos el siglo VII a. C., con fuerte presencia de materiales
de procedencia griega. Las primeras menciones a la ciudad datan del siglo I
a. C. El geógrafo Artemidoro de Éfeso la describió como «isla y
ciudad de Massalia», lo que retrotrae la existencia del establecimiento al siglo V
a. C. Estrabón,
por su parte, no la cita directamente en su Geografía, pero sí habla de «tres
fundaciones massaliotas [de las cuales] [...] la más conocida es Hemeroskopeion»
(Geografía, III, 4, 6), por lo que se acepta sin dudas que Alonis y Akra
Leuké serían las otras dos.
Se ha discutido mucho sobre las características de
las colonias griegas de Iberia y su relación
con los pueblos ibéricos,
así como sobre la propia helenización de estos últimos. Parece bastante posible
que este tipos de poblamientos, en los que se incluiría Alonis al menos en una
primera fase, se tratara de barrios helénicos de carácter comercial
inmersos en mayor o menor grado en poblaciones ibéricas de la costa.
Se han documentado dos necrópolis en la comarca de
Villajoyosa: La necrópolis del Poble Nou situada en el margen derecho del río
Amadorio y la necrópolis de les Casetes al Norte del Casco Antiguo de la actual
Villajoyosa. La ubicación de ambas áreas funerarias sin duda viene determinada
por las vías de comunicación de la época, ya que las sepulturas se distribuyen
en estrechas franjas a los lados
de estas, hecho que se confirma claramente con los datos
arqueológicos obtenidos. Estos caminos conectarían la necrópolis del Poble Nou
con el santuario costero del Tossal de la Mallaeta, Y la necrópolis de les
Casetes con los valles del interior, y desde ellos hacia la comarca de
l’Alcoià, de la que Villajoyosa ha sido históricamente la salida natural al
mar. No descartamos que en un futuro se pueda identificar una tercera calzada
que se dirija hacia el nordeste, en dirección a las ensenadas de Benidorm y
Altea.
Ante dos grandes necrópolis como estas, de tan amplia
cronología, la cuestión que surge de forma inmediata es la ubicación del núcleo
al que pertenecen.
En primer lugar en los refugios excavados en la última
Guerra Civil en la base de las murallas de la Costera de la Mar, cuyo techo es
claramente un potente estrato ibérico en el que, durante los trabajos de
restauración de 1992, se recogieron numerosos materiales cerámicos. Tratándose
en su mayor parte de fragmentos de ánforas ibéricas, junto con numerosos pithoi
de cerámica ibérica pintada y algunos fragmentos informes de cerámicas áticas
de barniz negro. Las decoraciones geométricas características del Ibérico Pleno
y Antiguo, y los fragmentos de ánforas importadas nos llevan a un amplio
periodo dentro de la época ibérica: abarcando desde el siglo V al siglo II a.C
Aunque la epigrafía todavía no ha desvelado su
nombre, se cree que es Alonis la ciudad que hacia el año 74, bajo el emperador
Vespasiano, alcanzó la categoría de municipium. De ésta, situada a unos
3 km de la actual Villajoyosa, se han encontrado menciones a cargos
municipales (duumvires
y flámines), así
como una mensa
cuya inscripción conmemora la reconstrucción del mercado municipal (macellum).Bajo el casco urbano de la propia Villajoyosa se han excavado recientemente
distintas villas y dos grandes necrópolis de la época, asociadas al puerto
histórico conocido como «Playa de la Vila», que probablemente constituía un
gran barrio industrial y comercial de Allon.
Independientemente de su ubicación exacta, Alonis debió ejercer un papel
central en la región de la actual comarca de la Marina Baja.[
Ritual funerario
Todos los enterramientos ibéricos localizados hasta la fecha
en las necrópolis de Villajoyosa pertenecen a incineraciones secundarias. Lo
que implica que el difunto era cremado en una pira funeraria y posteriormente
trasladado a la sepultura en si.
Reflejo de este hecho, es la localización en la necrópolis
del Poble Nou de un ustrinum o Crematorio, de época ibérica, consistente en una
fosa de 2 m. de largo por 70 cm de ancho y similar profundidad, que se hallaba
algo separada del área cementerial, a siete metros y medio de distancia de la
tumba más próxima. Sus paredes y el fondo tenían un revestimiento de barro
aplicado con las manos (a juzgar por las improntas de dedos) y contenía un gran
depósito de cenizas junto con fragmentos de madera carbonizada. Tras la
cremación, los restos óseos eran cuidadosamente recogidos junto con los
elementos personales del difunto y trasladados a las sepulturas.
Medallón fenicio decorado con símbolos faraónicos Esfinge
alada con cabeza de Bes
Dos amuletos de
esteatita: uno de ellos representa a Anubis de pie y el otro una esfinge alada
Esfinge alada cuya cabeza es la
del dios egipcio Bes, con un tocado formado por tres altas plumas. Está
colocada en posición semirrecostada sobre una base rectangular anepígrafa, y
presenta dos orificios para ser ensartada en un collar, como suele ser habitual
en este tipo de amuletos: uno entre el tocado y las alas, y otro entre las
patas delanteras y las traseras. El paralelo más próximo a esta pieza lo
encontramos en el museo de Cagliari: se trata de un amuleto casi idéntico al
nuestro, catalogado con el número 833 por Enrico Acquaro (Acquaro, 1977). El
nombre de esta divinidad parece provenir del verbo egipcio bs3, cuyo significado es “proteger”, “vigilar”, lo cual nos indica
la función del dios, protector de la familia y, especialmente, de las mujeres y
de los niños, asistiendo a éstas en los partos y protegiendo a los recién
nacidos, por lo que se vinculó a Isis y a su hijo Harpócrates.
Esfinge de esteatita
Esfinge alada cuya cabeza es la del dios egipcio Bes, con un
tocado formado por tres altas plumas. Está colocada en posición semirrecostada
sobre una base rectangular y presenta dos orificios para ser ensartada en un
collar. La función del dios Bes se relaciona con la protección de la familia y,
especialmente, de las mujeres y de los niños, asistiendo a éstas en los partos
y protegiendo a los recién nacidos, por lo que se vinculó a Isis y a su hijo
Harpócrates. El carácter protector del dios Bes se encuentra reforzado en
nuestro amuleto por su cuerpo de esfinge. Si en el caso de las esfinges con
cabeza humana encontramos una conjunción de las cualidades humanas con la
fuerza, el poder y fiereza del león, en este caso a las cualidades del león se
añaden las de protección de Bes.
El carácter protector del dios Bes se
encuentra reforzado en nuestro amuleto por su cuerpo de esfinge. Si en el caso
de las esfinges con cabeza humana encontramos una conjunción de las cualidades
humanas con la fuerza, el poder y fiereza del león (Castel, 1999, 167), en este
caso a las cualidades del león se añaden las de protección de Bes.
Representación del Dios Anubis de
forma antropomorfa con cabeza de perro. Pasta blanca con vidriado verdoso muy
perdido (Fernández, 1992). A semejanza de las representaciones de Horus,
aparece puesto en pie y en actitud hierática; adelanta la pierna izquierda en
posición de marcha y los brazos aparecen rígidamente extendidos hacia abajo,
pegados al cuerpo; viste un faldellín plisado, anudado en torno a la cintura. La figura del dios descansa sobre
un pedestal y se apoya por detrás en una pilastra dorsal lisa, que presenta una
perforación transversal para utilizarlo de colgante.
Este Dios presidía las
momificaciones y era guardián habitual de las necrópolis. Guiaba el alma del
difunto en el más allá. Quedó relegado a un segundo
plano cuando el culto a Osiris otorgó a éste
el papel principal en el Mas Allá.
LA FALCATA IBERICA
Una falcata ibérica (sable) en buen estado de
conservación de entre los siglos V y IV antes de Cristo ha sido descubierta en
la necrópolis del Poble Nou de Villajoyosa (Alicante).
Según el ayuntamiento, la restauradora municipal,
María José Velázquez, se ha hecho cargo de la restauración de esta pieza, que
constituye la primera falcata hallada en la localidad y que es ejemplo de
armamento propio de la panoplia (conjunto de armas de ataque y defensa) del guerrero
ibérico.
La hoja del sable, decorada con acanaladuras, tiene
44 centímetros, medida que normalmente coincidía con la longitud del antebrazo
del guerrero al que estaba destinado, ya que generalmente se fabricaban por
encargo. Este arma era utilizada por los jinetes iberos contra la infantería
enemiga, ya que desde una posición mas elevada que el contrario se duplicaba la
potencia de corte.

El mango tiene forma de cabeza de caballo, como es
frecuente, y las dos caras de la hoja están decoradas con finas acanaladuras
destinadas a meter aire dentro de la herida causada, lo que favorecía
posteriormente el desarrollo de gangrena.
La restauración ha sido especialmente delicada
porque, a la vez que se eliminaban las concreciones, había que ir consolidando
la superficie con resina acrílica, con el fin de que la pieza no se desmenuzara.
El proceso está muy adelantado, aunque quedan las
fases finales de protección que darán aislamiento a la pieza de la humedad
ambiental, que resulta muy nociva para su conservación.
Junto a la falcata han aparecido otros elementos de
la panoplia guerrera, como la cantonera metálica de la vaina del sable en buen
estado, el primer mango de escudo ibérico del Museo de Villajoyosa, también de
hierro, y un cuchillo de combate.
La excavación de la tumba donde se documentó esta
espada se realizó en 2003, momento en el que se extrajo dentro de esta misma
sepultura una lanza de hierro (soliferreum).
Para la restauración del sable ha sido necesario
realizar una radiografía de la pieza, con el fin de determinar su estado de
conservación y, particularmente, la posible existencia de fisuras o grietas y
el estado del núcleo de metal.
La radiografía ha revelado, por ejemplo, pequeños
orificios a simple vista inapreciables en la guarda o varilla metálica de la
vaina en la que se enfundaba la espada, y que servirían para coser el cuero a
la misma.
LA CERÁMICA IBERICA
Las figuras halladas están decoradas con grandes
lobos y figuras humanas que representan guerreros con espadas o lanzas,
similares a las armas halladas en numerosas tumbas del mismo cementerio de Poble
Nou.
Las figuras forman frisos alrededor de los vasos, “en
una especie de danza ritual en honor de alguna persona fallecida”, al igual que
los famosos vasos que se hallaron en un pozo sagrado del santuario íbero del
Tossal de Sant Miquel de Lliria (Valencia).
Este tipo de decoración, conocida como estilo
narrativo u Oliva-Liria, es excepcional en el mundo íbero y suele estar
asociada a edificios o lugares religiosos.
Los fragmentos de piezas de cerámica estaban en una
zanja excavada hacia el siglo II A. C. junto a la gran necrópolis de Poble Nou.
El Museo Municipal de La Vila, que no había
registrado todavía en sus colecciones piezas de este tipo, ha catalogado 200
frascos de perfume y docenas de copas de vino, jarras y otras vasijas de
cerámica de este yacimiento.
La responsable de
inventarios y catálogos de fondos del Museo de La Vila, Amanda Marcos, y la
restauradora, María José Velázquez, están seleccionando las piezas más
interesantes para su restauración y catalogación.
Numerosas cerámicas ibéricas de Villajoyosa presentan
un estilo de decoración pintada diferente a los ya conocidos. Este nuevo
estilo, denominado “estilo simbólico levantino”, se ha detectado por Miguel F.
Pérez, en su memoria de licenciatura leída en 2010 en la Universidad de Alicante
sobre las cerámicas ibéricas pintadas de un sector del cementerio antiguo de
Poble Nou. El autor plantea que es muy probable que hubiera un taller
importante de este estilo en la ciudad ibérica de Villajoyosa, dado que el 37%
de todos los vasos estudiados de este estilo en España se encuentran en la
Vila, y este porcentaje será mucho mayor cuando se publiquen el resto de
sectores de las necrópolis de Casetes y Poble Nou.

Sus decoraciones no suelen narrar episodios o escenas
humanos o divinos, sino que contienen imágenes simbólicas, que transmiten
directamente un mensaje. La mayoría de esas decoraciones se han encontrado en
vasos de cerámica procedentes de tumbas de los cementerios de Poble Nou y
Casetes de los siglos II y I a. C., por lo que su significado tiene relación
con el viaje al más allá y la vida eterna. Destaca la figura de la paloma como
símbolo de la Diosa ibérica de la fecundidad y de la muerte, que protegería y
guiaría al alma del difunto durante su viaje al Más Allá. Estas pinturas,
dentro de su contexto funerario, reflejan una religión ibérica impregnada del
lenguaje helenístico (es decir, de la cultura griega de los siglos III a I a.
C.), muy difundido por el Mediterráneo. La exposición supone la “presentación
en sociedad” de este nuevo estilo decorativo de la cerámica ibérica recién
descubierto en los fondos del Museo de la Vila.
Una de las piezas más importantes que se van a poder
contemplar en la exposición es el llamado “Vaso del Umbral del Más
Allá” (técnicamente, la olpe, o jarra nº inv. 14924 de la
tumba 23 de Poble Nou). Es un magnífico reflejo de la obsesión de guiar al
difunto en el viaje al otro mundo, común a todas las culturas mediterráneas.
Las imágenes que se emplean en esta pieza sirven de explicación didáctica al
difunto sobre cómo llegar al paraíso.
Sobre esta pieza se plasma a la manera ibérica una
narración del recorrido y elementos que necesitaría el alma del ibero para
llegar a su descanso eterno. Resalta la presencia de la paloma como animal psicopompo
(conductor de almas), a su vez imagen-símbolo de la divinidad ibérica y que al
mismo tiempo podría representar al alma del difunto. La unión del mundo de los
vivos y del mundo de los muertos estaría simbolizada por la escalera de siete
peldaños, que da acceso al Más Allá, y que aparece mencionada en textos de
diferentes religiones antiguas, como en la Biblia (la “escalera de Jacob” del
Libro del Génesis 28, 11-19, por la que los ángeles ascendían y descendían del
cielo), y que más tarde recogerá Dante en su “Divina Comedia”.
En este destino ultraterreno representado en el Vaso
del Umbral del Más Allá, la exuberante vegetación crece en forma de vides y
hiedras, plantas muy relacionadas con la vida eterna, que se expanden sin
límite para recrear un ambiente paradisíaco. Junto a ellas emerge un árbol que
podría simbolizar el motivo oriental del árbol de la vida o los bosques que se
representan en el imaginario greco-itálico para figurar los Campos Elíseos o
los bosques de Perséfone que se citan en la Odisea. En esta región, similar al
paraíso cristiano, está separada del Hades o inframundo (similar al infierno
cristiano), habitaban los mortales afortunados que podían gozar de una
vida eterna feliz.
Por último, las puertas a las que conduce la escalera
indican el destino del alma y separan el mundo de los vivos del de los muertos,
igual que sucede en las imágenes egipcias, púnicas, itálicas y griegas.
FRAGMENTOS LIRIA - OLIVA
Las figuras halladas están
decoradas con grandes lobos y figuras humanas que representan guerreros con
espadas o lanzas, similares a las armas halladas en numerosas tumbas del mismo
cementerio de Poble Nou.
Guerrero en cerámica pintada.
Las figuras forman frisos alrededor de los vasos, “en
una especie de danza ritual en honor de alguna persona fallecida”, al igual que
los famosos vasos que se hallaron en un pozo sagrado del santuario íbero del
Tossal de Sant Miquel de Lliria (Valencia).
Este tipo de decoración, conocida como estilo
narrativo u Oliva-Liria, es excepcional en el mundo íbero y suele estar
asociada a edificios o lugares religiosos.
Los fragmentos de
piezas de cerámica estaban en una zanja excavada hacia el siglo II A. C. junto
a la gran necrópolis de Poble Nou. Se han catalogado 200 frascos de perfume y
docenas de copas de vino, jarras y otras vasijas de cerámica de este
yacimiento. La responsable de inventarios y catálogos de fondos del Museo de La
Vila, Amanda Marcos, y la restauradora, María José Velázquez, están
seleccionando las piezas más interesantes para su restauración y catalogación.
KALATOS ELCHE ARCHENA EN VILLAJOYOSA
El colofón del proceso
evolutivo en las producciones cerámicas del Sudeste lo tenemos en la aparición
de la decoración figurada, tanto animal como humana. La cronología de ambos
elementos parece tardía, y no puede datarse antes del siglo II a. C., aunque
con anterioridad puedan existir ejemplares aislados.
Cuando la cerámica con
decoración figurada irrumpe con toda su fuerza en los yacimientos ibéricos del
sureste es a lo largo del siglo II a. C., adquiriendo un predominio que
continuará manteniendo durante el siglo I a. C.; se trata, por tanto, de una
cerámica que es en realidad contemporánea de la presencia romana en la
Península.
Recipiente de pequeño tamaño que
constituye la versión tardía de la cerámica del tipo Elche-Archena; han
desaparecido las decoraciones figuradas y su lugar queda ocupado por
decoraciones vegetales y geométricas más simples, algunas de las cuales
existían ya en el momento anterior; los motivos más característicos son las
guirnaldas de tres hojas con frutos -posiblemente granadas-, el reticulado, los
arquillos secantes y los frisos de SSS. Estas decoraciones seguirán en uso
durante algún tiempo, y reaparecerán periódicamente sobre formas ya plenamente
romanas.
El conjunto principal
de esta pieza de estilo Elche-Archena presenta como elemento definidor un
animal característico: un pájaro que en ocasiones se ha identificado con un
águila, aunque sus rasgos son lo suficientemente indefinidos como para permitir
casi cualquier adscripción dentro de su género. Aparece en actitud agresiva,
con las alas desplegadas el ave pero su
forma no es real; la realidad ha dejado paso al detallismo, a un dibujo
preciosista y minucioso que convierte en elementos decorativos una buena parte
de los rasgos anatómicos de los animales. Va envuelto en por motivos de relleno
de carácter vegetal y geométricos. Todo
ello confiere un aspecto característico e inconfundible a estos vasos, que por
lo común son recipientes de mediano o gran tamaño, con múltiples formas:
ánforas, cálatos, jarros, urnas, etc. Es posible que en ellos pueda verse la
mano de uno o varios decoradores, e incluso de varios talleres, aunque la
identificación de éstos es objeto de un estudio en vías de realización.
CERÁMICA GRIEGA
CRATERAS
Crátera de campana con
decoración de figuras rojas, representa una escena ritual de un jabalí. De
izquierda a derecha: figura joven masculina desnuda portando un jabalí, figura
masculina barbada, laureada, togada portando un kylix, a la derecha figura
masculina de un joven laureado y togado portando una bandeja, figura masculina
de un joven laureada y togada tocando el aulos (doble flauta), delante de ellos
un altar, tres figuras femeninas togadas, dos a la derecha una de ellas con un
bastón y una a la izquierda portando un kylix. Toda la escena está enmarcada
por un friso vegetal superior y una cenefa interior. Se utilizaba para preparar y mezclar bebidas (sobretodo vino y
agua).
La
cerámica ática llegó desde la región de Atenas entre los siglos VI y IV aC.
Podía estar toda barnizada de negro, o bien decorada con figuras negras (entre
600 y 450 aC) o rojas (más adelante, entre 500 y 300 aC). La mayor parte de las
piezas se utilizaban para servir o beber líquidos, sobretodo vino. Los
habitantes de nuestras tierras (los iberos) solían depositarlas como ofrenda en
las tumbas.
LOS
KYLIX
Un kylix (plural kílix o kílices; a
veces transcrito por error como kylix) es una copa para beber vino, con un
cuerpo relativamente poco profundo y ancho levantado sobre un pie y con dos
asas dispuestas simétricamente.
El círculo de interior casi plano sobre la base de interior
de la copa, llamado tondo, fue la superficie principal para la decoración
pintada en los kílix de figuras negras o figuras rojas del siglo VI y
V a. C. Como las representaciones estaban cubiertas de vino, las
escenas sólo se revelaban por etapas cuando el vino se apuraba. Fueron a menudo
diseñados con esto en mente, con escenas creadas con el propósito de que
sorprendieran al bebedor al quedar al descubierto.

Como el principal uso del
kílix era en los simposios, a menudo se decoraban con escenas divertidas,
románticas, o de naturaleza sexual, que se hacían visibles cuando el asistente
se bebia la copa. Dioniso, el dios del vino, y sus sátiros eran temas
corrientes. También se representaban escenas de amor heterosexual o
pederástico, sexo u orgías. La forma del kílix permitía al bebedor beber
mientras estaba recostado, como se hacía en los simposios. La palabra kílix
procede del griego κύλιξ "copa".
Kylix de
figuras negras. Escena de una biga conducida por dos figuras femeninas togadas
a la derecha, enmarcada por dos motivos vegetales, representa a una diosa en
carro con Apolo tocando la lira (Kytara).
Copa de figuras negra s (kylix-skyphos) del
pintor de Haimon, con escena de diosa en carro con Apolo tocando la lira
("kytara") (475-425 aC).
Las escenas preferidas de los pintores
cerámicos griegos eran los mitos griegos y el deporte. La pieza muestra una
diosa, seguramente la de la guerra (Atenea) o la de la caza (Ártemis), sobre un
carro, con Apolo (que suele acompañar otros dioses) tocando la lira.
Kylix de figuras
negras. La escena representa en el
fondo interior se trata de un banquete del dios Dionisos tumbado en una cama
acompañado de una mujer sentada (Ariadne, su esposa) y otro dios. En el
interior restos de un sátiro del séquito de Dionisos.
Los primeros skyphoi se comenzaron
a realizar durante el Periodo Geométrico (900-700 a.C.). Su forma
quedaría establecida en Corinto y posteriormente fue exportada a Atenas y
seguida por los maestros cerámicos de esta polis. Durante un largo tiempo
su forma se mantuvo mientras que la decoración fue cambiando, y fue durante el
periodo de dominación romana cuando la forma se fue haciendo cada vez menos
común y perdiendo relevancia hasta desaparecer.
En la clasificación de cerámica de la Antigua Grecia, un skyphos (griego: σκύφος; skyphoi, plural) es una taza de vino profunda con dos asas con una base baja y ancha, o sin base. Las asas pueden ser pequeñas y horizontales proyectadas desde el borde (en formas corintias y atenienses) o pueden ser en forma de lazo que se colocan en el borde o que sobresalen de la base. Los skyphoi del tipo llamado glaux (búho) tiene un pequeña asa horizontal y una vertical.
En la clasificación de cerámica de la Antigua Grecia, un skyphos (griego: σκύφος; skyphoi, plural) es una taza de vino profunda con dos asas con una base baja y ancha, o sin base. Las asas pueden ser pequeñas y horizontales proyectadas desde el borde (en formas corintias y atenienses) o pueden ser en forma de lazo que se colocan en el borde o que sobresalen de la base. Los skyphoi del tipo llamado glaux (búho) tiene un pequeña asa horizontal y una vertical.
El Skyphos es una copa
profunda, generalmente usada para beber vino. Sus asas parten del borde del
vaso y son horizontales, diferenciándose así de otros tipos de vasos como el kantharos.
Los skyphos más antiguos son del período geométrico.
Corinto estableción las convenciones de diseño que siguió Atenas. Durante un
largo periodo la forma siguió siendo igual mientras que el estilo de decoración
cambió.
Esta copa de de vino de figuras
negras (skyphos) del pintor de Haimon
muestra al dios inventor de esta bebida, Dionisos, subido a un mulo y
acompañado por dos ménades ébrias (mujeres de su séquito), danzando.
El skyphos pertenece a un
gran conjunto de vasos llamados Calcis taller de Magna Grecia, el centro de la
producción es aún desconocido.
ASKOS ATICO DE BARNIZ NEGRO
JOYAS

COLADOR ETRUSCO
A partir del segundo
cuarto del siglo V hasta finales del siglo IV nuestras necrópolis van a sufrir
un cambio. Al mismo tiempo que siguen perviviendo las sepulturas de fosa simple
con revoco de arcilla, se conservan evidencias de una monumentalización del
área funeraria mediante enterramientos en forma de túmulo escalonado de piedras
trabadas con barro y fosa central, que sin duda estarían coronados por pilares
estela y rematados por esculturas. Aunque las tumbas tumulares son bastante
frecuentes en este periodo, los restos escultóricos documentados son escasos,
reduciéndose a 4 fragmentos todos ellos del Poble Nou; la cabeza de un toro
localizado de forma casual en la década de los 70 y tres fragmentos
escultóricos documentados en el 2001, todos ellos pertenecientes a diferentes
toros de piedra arenisca, destacando por su estado de conservación el que
representa los cuartos delanteros de este animal.