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viernes, 25 de noviembre de 2011

NECROPOLIS DEL POBLE NOU

La Vila Joiosa es la capital histórica de la comarca costera de la Marina Baixa (Marina Baja), en la provincia de Alicante. Los primeros testimonios conocidos de la presencia humana datan de la Edad de Bronce (2º milenio a. C.), pero se conoce mejor el poblamiento a partir de la Época Ibérica (desde el s. VI a. C.). Entre los principales poblados de esta cultura destaca el del Barri Vell, o casco antiguo, cuyos cementerios, el de Casetes y el del Poble Nou, están en proceso de excavación. En ellos se han encontrado abundantes objetos de uso militar y cotidiano, entre los que cabe hacer especial mención de varios collares orientales en oro del s. VI a.C. Y otros objetos de procedencia fenicia y egipcia.
En la margen derecha del río Amadorio, serca de la desembocadura, se han hallado vestigios de un núcleo de población ibérica desde al menos el siglo VII a. C., con fuerte presencia de materiales de procedencia griega. Las primeras menciones a la ciudad datan del siglo I a. C. El geógrafo Artemidoro de Éfeso la describió como «isla y ciudad de Massalia», lo que retrotrae la existencia del establecimiento al siglo V a. C. Estrabón, por su parte, no la cita directamente en su Geografía, pero sí habla de «tres fundaciones massaliotas [de las cuales] [...] la más conocida es Hemeroskopeion» (Geografía, III, 4, 6), por lo que se acepta sin dudas que Alonis y Akra Leuké serían las otras dos.

Se ha discutido mucho sobre las características de las colonias griegas de Iberia y su relación con los pueblos ibéricos, así como sobre la propia helenización de estos últimos. Parece bastante posible que este tipos de poblamientos, en los que se incluiría Alonis al menos en una primera fase, se tratara de barrios helénicos de carácter comercial inmersos en mayor o menor grado en poblaciones ibéricas de la costa.
Se han documentado dos necrópolis en la comarca de Villajoyosa: La necrópolis del Poble Nou situada en el margen derecho del río Amadorio y la necrópolis de les Casetes al Norte del Casco Antiguo de la actual Villajoyosa. La ubicación de ambas áreas funerarias sin duda viene determinada por las vías de comunicación de la época, ya que las sepulturas se distribuyen en estrechas franjas a los lados
de estas, hecho que se confirma claramente con los datos arqueológicos obtenidos. Estos caminos conectarían la necrópolis del Poble Nou con el santuario costero del Tossal de la Mallaeta, Y la necrópolis de les Casetes con los valles del interior, y desde ellos hacia la comarca de l’Alcoià, de la que Villajoyosa ha sido históricamente la salida natural al mar. No descartamos que en un futuro se pueda identificar una tercera calzada que se dirija hacia el nordeste, en dirección a las ensenadas de Benidorm y Altea.
Ante dos grandes necrópolis como estas, de tan amplia cronología, la cuestión que surge de forma inmediata es la ubicación del núcleo al que pertenecen.
En primer lugar en los refugios excavados en la última Guerra Civil en la base de las murallas de la Costera de la Mar, cuyo techo es claramente un potente estrato ibérico en el que, durante los trabajos de restauración de 1992, se recogieron numerosos materiales cerámicos. Tratándose en su mayor parte de fragmentos de ánforas ibéricas, junto con numerosos pithoi de cerámica ibérica pintada y algunos fragmentos informes de cerámicas áticas de barniz negro. Las decoraciones geométricas características del Ibérico Pleno y Antiguo, y los fragmentos de ánforas importadas nos llevan a un amplio periodo dentro de la época ibérica: abarcando desde el siglo V al siglo II a.C
Aunque la epigrafía todavía no ha desvelado su nombre, se cree que es Alonis la ciudad que hacia el año 74, bajo el emperador Vespasiano, alcanzó la categoría de municipium. De ésta, situada a unos 3 km de la actual Villajoyosa, se han encontrado menciones a cargos municipales (duumvires y flámines), así como una mensa cuya inscripción conmemora la reconstrucción del mercado municipal (macellum).Bajo el casco urbano de la propia Villajoyosa se han excavado recientemente distintas villas y dos grandes necrópolis de la época, asociadas al puerto histórico conocido como «Playa de la Vila», que probablemente constituía un gran barrio industrial y comercial de Allon. Independientemente de su ubicación exacta, Alonis debió ejercer un papel central en la región de la actual comarca de la Marina Baja.[
Ritual funerario
Todos los enterramientos ibéricos localizados hasta la fecha en las necrópolis de Villajoyosa pertenecen a incineraciones secundarias. Lo que implica que el difunto era cremado en una pira funeraria y posteriormente trasladado a la sepultura en si.
Reflejo de este hecho, es la localización en la necrópolis del Poble Nou de un ustrinum o Crematorio, de época ibérica, consistente en una fosa de 2 m. de largo por 70 cm de ancho y similar profundidad, que se hallaba algo separada del área cementerial, a siete metros y medio de distancia de la tumba más próxima. Sus paredes y el fondo tenían un revestimiento de barro aplicado con las manos (a juzgar por las improntas de dedos) y contenía un gran depósito de cenizas junto con fragmentos de madera carbonizada. Tras la cremación, los restos óseos eran cuidadosamente recogidos junto con los elementos personales del difunto y trasladados a las sepulturas.

Medallón fenicio decorado con símbolos faraónicos Esfinge alada con cabeza de Bes


Dos amuletos de esteatita: uno de ellos representa a Anubis de pie y el otro una esfinge alada

Esfinge alada cuya cabeza es la del dios egipcio Bes, con un tocado formado por tres altas plumas. Está colocada en posición semirrecostada sobre una base rectangular anepígrafa, y presenta dos orificios para ser ensartada en un collar, como suele ser habitual en este tipo de amuletos: uno entre el tocado y las alas, y otro entre las patas delanteras y las traseras. El paralelo más próximo a esta pieza lo encontramos en el museo de Cagliari: se trata de un amuleto casi idéntico al nuestro, catalogado con el número 833 por Enrico Acquaro (Acquaro, 1977). El nombre de esta divinidad parece provenir del verbo egipcio bs3, cuyo significado es “proteger”, “vigilar”, lo cual nos indica la función del dios, protector de la familia y, especialmente, de las mujeres y de los niños, asistiendo a éstas en los partos y protegiendo a los recién nacidos, por lo que se vinculó a Isis y a su hijo Harpócrates.

Esfinge de esteatita


Esfinge alada cuya cabeza es la del dios egipcio Bes, con un tocado formado por tres altas plumas. Está colocada en posición semirrecostada sobre una base rectangular y presenta dos orificios para ser ensartada en un collar. La función del dios Bes se relaciona con la protección de la familia y, especialmente, de las mujeres y de los niños, asistiendo a éstas en los partos y protegiendo a los recién nacidos, por lo que se vinculó a Isis y a su hijo Harpócrates. El carácter protector del dios Bes se encuentra reforzado en nuestro amuleto por su cuerpo de esfinge. Si en el caso de las esfinges con cabeza humana encontramos una conjunción de las cualidades humanas con la fuerza, el poder y fiereza del león, en este caso a las cualidades del león se añaden las de protección de Bes.

El carácter protector del dios Bes se encuentra reforzado en nuestro amuleto por su cuerpo de esfinge. Si en el caso de las esfinges con cabeza humana encontramos una conjunción de las cualidades humanas con la fuerza, el poder y fiereza del león (Castel, 1999, 167), en este caso a las cualidades del león se añaden las de protección de Bes.

Representación del Dios Anubis de forma antropomorfa con cabeza de perro. Pasta blanca con vidriado verdoso muy perdido (Fernández, 1992). A semejanza de las representaciones de Horus, aparece puesto en pie y en actitud hierática; adelanta la pierna izquierda en posición de marcha y los brazos aparecen rígidamente extendidos hacia abajo, pegados al cuerpo; viste un faldellín plisado, anudado en torno a la  cintura. La figura del dios descansa sobre un pedestal y se apoya por detrás en una pilastra dorsal lisa, que presenta una perforación transversal para utilizarlo de colgante.
Este Dios presidía las momificaciones y era guardián habitual de las necrópolis. Guiaba el alma del difunto en el más allá. Quedó relegado a un segundo plano cuando el culto a Osiris otorgó a éste el papel principal en el Mas Allá.
LA FALCATA  IBERICA
Una falcata ibérica (sable) en buen estado de conservación de entre los siglos V y IV antes de Cristo ha sido descubierta en la necrópolis del Poble Nou de Villajoyosa (Alicante).
Según el ayuntamiento, la restauradora municipal, María José Velázquez, se ha hecho cargo de la restauración de esta pieza, que constituye la primera falcata hallada en la localidad y que es ejemplo de armamento propio de la panoplia (conjunto de armas de ataque y defensa) del guerrero ibérico.
La hoja del sable, decorada con acanaladuras, tiene 44 centímetros, medida que normalmente coincidía con la longitud del antebrazo del guerrero al que estaba destinado, ya que generalmente se fabricaban por encargo. Este arma era utilizada por los jinetes iberos contra la infantería enemiga, ya que desde una posición mas elevada que el contrario se duplicaba la potencia de corte.
Se aprecia claramente como este sable se fabricó martillando en un yunque tres láminas de hierro, que se unieron por los golpes recibidos al rojo en la fragua, hasta formar una sola pieza.

El mango tiene forma de cabeza de caballo, como es frecuente, y las dos caras de la hoja están decoradas con finas acanaladuras destinadas a meter aire dentro de la herida causada, lo que favorecía posteriormente el desarrollo de gangrena.
La restauración ha sido especialmente delicada porque, a la vez que se eliminaban las concreciones, había que ir consolidando la superficie con resina acrílica, con el fin de que la pieza no se desmenuzara.
El proceso está muy adelantado, aunque quedan las fases finales de protección que darán aislamiento a la pieza de la humedad ambiental, que resulta muy nociva para su conservación.
Junto a la falcata han aparecido otros elementos de la panoplia guerrera, como la cantonera metálica de la vaina del sable en buen estado, el primer mango de escudo ibérico del Museo de Villajoyosa, también de hierro, y un cuchillo de combate.
La excavación de la tumba donde se documentó esta espada se realizó en 2003, momento en el que se extrajo dentro de esta misma sepultura una lanza de hierro (soliferreum).
Para la restauración del sable ha sido necesario realizar una radiografía de la pieza, con el fin de determinar su estado de conservación y, particularmente, la posible existencia de fisuras o grietas y el estado del núcleo de metal.
La radiografía ha revelado, por ejemplo, pequeños orificios a simple vista inapreciables en la guarda o varilla metálica de la vaina en la que se enfundaba la espada, y que servirían para coser el cuero a la misma.

LA CERÁMICA IBERICA


Las figuras halladas están decoradas con grandes lobos y figuras humanas que representan guerreros con espadas o lanzas, similares a las armas halladas en numerosas tumbas del mismo cementerio de Poble Nou.
Las figuras forman frisos alrededor de los vasos, “en una especie de danza ritual en honor de alguna persona fallecida”, al igual que los famosos vasos que se hallaron en un pozo sagrado del santuario íbero del Tossal de Sant Miquel de Lliria (Valencia).
Este tipo de decoración, conocida como estilo narrativo u Oliva-Liria, es excepcional en el mundo íbero y suele estar asociada a edificios o lugares religiosos.
Los fragmentos de piezas de cerámica estaban en una zanja excavada hacia el siglo II A. C. junto a la gran necrópolis de Poble Nou.
El Museo Municipal de La Vila, que no había registrado todavía en sus colecciones piezas de este tipo, ha catalogado 200 frascos de perfume y docenas de copas de vino, jarras y otras vasijas de cerámica de este yacimiento.
La responsable de inventarios y catálogos de fondos del Museo de La Vila, Amanda Marcos, y la restauradora, María José Velázquez, están seleccionando las piezas más interesantes para su restauración y catalogación.
Numerosas cerámicas ibéricas de Villajoyosa presentan un estilo de decoración pintada diferente a los ya conocidos. Este nuevo estilo, denominado “estilo simbólico levantino”, se ha detectado por Miguel F. Pérez, en su memoria de licenciatura leída en 2010 en la Universidad de Alicante sobre las cerámicas ibéricas pintadas de un sector del cementerio antiguo de Poble Nou. El autor plantea que es muy probable que hubiera un taller importante de este estilo en la ciudad ibérica de Villajoyosa, dado que el 37% de todos los vasos estudiados de este estilo en España se encuentran en la Vila, y este porcentaje será mucho mayor cuando se publiquen el resto de sectores de las necrópolis de Casetes y Poble Nou.
 Fotografía:el Vaso del Umbral del Más Allá, con la escalera de siete peldaños, la puerta del paraíso y el ave que conduce el alma hasta ese lugar. (Fotografía: Llorenç Pizà)
Sus decoraciones no suelen narrar episodios o escenas humanos o divinos, sino que contienen imágenes simbólicas, que transmiten directamente un mensaje. La mayoría de esas decoraciones se han encontrado en vasos de cerámica procedentes de tumbas de los cementerios de Poble Nou y Casetes de los siglos II y I a. C., por lo que su significado tiene relación con el viaje al más allá y la vida eterna. Destaca la figura de la paloma como símbolo de la Diosa ibérica de la fecundidad y de la muerte, que protegería y guiaría al alma del difunto durante su viaje al Más Allá. Estas pinturas, dentro de su contexto funerario, reflejan una religión ibérica impregnada del lenguaje helenístico (es decir, de la cultura griega de los siglos III a I a. C.), muy difundido por el Mediterráneo. La exposición supone la “presentación en sociedad” de este nuevo estilo decorativo de la cerámica ibérica recién descubierto en los fondos del Museo de la Vila.
Una de las piezas más importantes que se van a poder contemplar en la exposición es el llamado “Vaso del Umbral del Más Allá” (técnicamente, la olpe, o jarra nº inv. 14924 de la tumba 23 de Poble Nou). Es un magnífico reflejo de la obsesión de guiar al difunto en el viaje al otro mundo, común a todas las culturas mediterráneas. Las imágenes que se emplean en esta pieza sirven de explicación didáctica al difunto sobre cómo llegar al paraíso.
Sobre esta pieza se plasma a la manera ibérica una narración del recorrido y elementos que necesitaría el alma del ibero para llegar a su descanso eterno. Resalta la presencia de la paloma como animal psicopompo (conductor de almas), a su vez imagen-símbolo de la divinidad ibérica y que al mismo tiempo podría representar al alma del difunto. La unión del mundo de los vivos y del mundo de los muertos estaría simbolizada por la escalera de siete peldaños, que da acceso al Más Allá, y que aparece mencionada en textos de diferentes religiones antiguas, como en la Biblia (la “escalera de Jacob” del Libro del Génesis 28, 11-19, por la que los ángeles ascendían y descendían del cielo), y que más tarde recogerá Dante en su “Divina Comedia”.
En este destino ultraterreno representado en el Vaso del Umbral del Más Allá, la exuberante vegetación crece en forma de vides y hiedras, plantas muy relacionadas con la vida eterna, que se expanden sin límite para recrear un ambiente paradisíaco. Junto a ellas emerge un árbol que podría simbolizar el motivo oriental del árbol de la vida o los bosques que se representan en el imaginario greco-itálico para figurar los Campos Elíseos o los bosques de Perséfone que se citan en la Odisea. En esta región, similar al paraíso cristiano, está separada del Hades o inframundo (similar al infierno cristiano),  habitaban los mortales afortunados que podían gozar de una vida eterna feliz. 
Por último, las puertas a las que conduce la escalera indican el destino del alma y separan el mundo de los vivos del de los muertos, igual que sucede en las imágenes egipcias, púnicas, itálicas y griegas.

FRAGMENTOS LIRIA - OLIVA


Las figuras halladas están decoradas con grandes lobos y figuras humanas que representan guerreros con espadas o lanzas, similares a las armas halladas en numerosas tumbas del mismo cementerio de Poble Nou.
Guerrero en cerámica pintada.
Las figuras forman frisos alrededor de los vasos, “en una especie de danza ritual en honor de alguna persona fallecida”, al igual que los famosos vasos que se hallaron en un pozo sagrado del santuario íbero del Tossal de Sant Miquel de Lliria (Valencia).
Este tipo de decoración, conocida como estilo narrativo u Oliva-Liria, es excepcional en el mundo íbero y suele estar asociada a edificios o lugares religiosos.
Los fragmentos de piezas de cerámica estaban en una zanja excavada hacia el siglo II A. C. junto a la gran necrópolis de Poble Nou. Se han catalogado 200 frascos de perfume y docenas de copas de vino, jarras y otras vasijas de cerámica de este yacimiento. La responsable de inventarios y catálogos de fondos del Museo de La Vila, Amanda Marcos, y la restauradora, María José Velázquez, están seleccionando las piezas más interesantes para su restauración y catalogación.

KALATOS ELCHE ARCHENA EN VILLAJOYOSA


El colofón del proceso evolutivo en las producciones cerámicas del Sudeste lo tenemos en la aparición de la decoración figurada, tanto animal como humana. La cronología de ambos elementos parece tardía, y no puede datarse antes del siglo II a. C., aunque con anterioridad puedan existir ejemplares aislados.
Cuando la cerámica con decoración figurada irrumpe con toda su fuerza en los yacimientos ibéricos del sureste es a lo largo del siglo II a. C., adquiriendo un predominio que continuará manteniendo durante el siglo I a. C.; se trata, por tanto, de una cerámica que es en realidad contemporánea de la presencia romana en la Península.
Recipiente de pequeño tamaño que constituye la versión tardía de la cerámica del tipo Elche-Archena; han desaparecido las decoraciones figuradas y su lugar queda ocupado por decoraciones vegetales y geométricas más simples, algunas de las cuales existían ya en el momento anterior; los motivos más característicos son las guirnaldas de tres hojas con frutos -posiblemente granadas-, el reticulado, los arquillos secantes y los frisos de SSS. Estas decoraciones seguirán en uso durante algún tiempo, y reaparecerán periódicamente sobre formas ya plenamente romanas.
El conjunto principal de esta pieza de estilo Elche-Archena presenta como elemento definidor un animal característico: un pájaro que en ocasiones se ha identificado con un águila, aunque sus rasgos son lo suficientemente indefinidos como para permitir casi cualquier adscripción dentro de su género. Aparece en actitud agresiva, con las alas desplegadas el ave  pero su forma no es real; la realidad ha dejado paso al detallismo, a un dibujo preciosista y minucioso que convierte en elementos decorativos una buena parte de los rasgos anatómicos de los animales. Va envuelto en por motivos de relleno de carácter  vegetal y geométricos. Todo ello confiere un aspecto característico e inconfundible a estos vasos, que por lo común son recipientes de mediano o gran tamaño, con múltiples formas: ánforas, cálatos, jarros, urnas, etc. Es posible que en ellos pueda verse la mano de uno o varios decoradores, e incluso de varios talleres, aunque la identificación de éstos es objeto de un estudio en vías de realización.

CERÁMICA GRIEGA


CRATERAS


Crátera de campana con decoración de figuras rojas, representa una escena ritual de un jabalí. De izquierda a derecha: figura joven masculina desnuda portando un jabalí, figura masculina barbada, laureada, togada portando un kylix, a la derecha figura masculina de un joven laureado y togado portando una bandeja, figura masculina de un joven laureada y togada tocando el aulos (doble flauta), delante de ellos un altar, tres figuras femeninas togadas, dos a la derecha una de ellas con un bastón y una a la izquierda portando un kylix. Toda la escena está enmarcada por un friso vegetal superior y una cenefa interior.  Se utilizaba para preparar y mezclar bebidas (sobretodo vino y agua).
La cerámica ática llegó desde la región de Atenas entre los siglos VI y IV aC. Podía estar toda barnizada de negro, o bien decorada con figuras negras (entre 600 y 450 aC) o rojas (más adelante, entre 500 y 300 aC). La mayor parte de las piezas se utilizaban para servir o beber líquidos, sobretodo vino. Los habitantes de nuestras tierras (los iberos) solían depositarlas como ofrenda en las tumbas.

LOS KYLIX

Un kylix (plural kílix o kílices; a veces transcrito por error como kylix) es una copa para beber vino, con un cuerpo relativamente poco profundo y ancho levantado sobre un pie y con dos asas dispuestas simétricamente.

El círculo de interior casi plano sobre la base de interior de la copa, llamado tondo, fue la superficie principal para la decoración pintada en los kílix de figuras negras o figuras rojas del siglo VI y V a. C. Como las representaciones estaban cubiertas de vino, las escenas sólo se revelaban por etapas cuando el vino se apuraba. Fueron a menudo diseñados con esto en mente, con escenas creadas con el propósito de que sorprendieran al bebedor al quedar al descubierto.
Como el principal uso del kílix era en los simposios, a menudo se decoraban con escenas divertidas, románticas, o de naturaleza sexual, que se hacían visibles cuando el asistente se bebia la copa. Dioniso, el dios del vino, y sus sátiros eran temas corrientes. También se representaban escenas de amor heterosexual o pederástico, sexo u orgías. La forma del kílix permitía al bebedor beber mientras estaba recostado, como se hacía en los simposios. La palabra kílix procede del griego κύλιξ "copa".
Kylix de figuras negras. Escena de una biga conducida por dos figuras femeninas togadas a la derecha, enmarcada por dos motivos vegetales, representa a una diosa en carro con Apolo tocando la lira (Kytara).
Copa de figuras negra s (kylix-skyphos) del pintor de Haimon, con escena de diosa en carro con Apolo tocando la lira ("kytara") (475-425 aC).
Las escenas preferidas de los pintores cerámicos griegos eran los mitos griegos y el deporte. La pieza muestra una diosa, seguramente la de la guerra (Atenea) o la de la caza (Ártemis), sobre un carro, con Apolo (que suele acompañar otros dioses) tocando la lira.
Kylix de figuras negras. La escena representa  en el fondo interior se trata de un banquete del dios Dionisos tumbado en una cama acompañado de una mujer sentada (Ariadne, su esposa) y otro dios. En el interior restos de un sátiro del séquito de Dionisos.

LOS SKYPHOI

Los primeros skyphoi se comenzaron a realizar durante el Periodo Geométrico (900-700 a.C.). Su forma quedaría establecida en Corinto y posteriormente fue exportada a Atenas y seguida por los maestros cerámicos de esta polis. Durante un largo tiempo su forma se mantuvo mientras que la decoración fue cambiando, y fue durante el periodo de dominación romana cuando la forma se fue haciendo cada vez menos común y perdiendo relevancia hasta desaparecer.
En la clasificación de cerámica de la Antigua Grecia, un skyphos (griego: σκύφος; skyphoi, plural) es una taza de vino profunda con dos asas con una base baja y ancha, o sin base. Las asas pueden ser pequeñas y horizontales proyectadas desde el borde (en formas corintias y atenienses) o pueden ser en forma de lazo que se colocan en el borde o que sobresalen de la base. Los skyphoi del tipo llamado glaux (búho) tiene un pequeña asa horizontal y una vertical.
El Skyphos es una copa profunda, generalmente usada para beber vino. Sus asas parten del borde del vaso y son horizontales, diferenciándose así de otros tipos de vasos como el kantharos.
Los skyphos más antiguos son del período geométrico. Corinto estableción las convenciones de diseño que siguió Atenas. Durante un largo periodo la forma siguió siendo igual mientras que el estilo de decoración cambió.
 Esta copa de de vino de figuras negras (skyphos) del pintor de Haimon muestra al dios inventor de esta bebida, Dionisos, subido a un mulo y acompañado por dos ménades ébrias (mujeres de su séquito), danzando.

El skyphos pertenece a un gran conjunto de vasos llamados Calcis taller de Magna Grecia, el centro de la producción es aún desconocido.

ASKOS ATICO DE BARNIZ NEGRO



 JOYAS


Se exponen una serie de collares, pendientes, anillos y colgantes fenicios, de estilo orientalizante. Los collares originales se exponen durante algunos períodos del año, con especiales medidas de seguridad, y durante el resto se sustituyen por un holograma (fotografía en tres dimensiones a tamaño real) del collar del Poble Nou.

COLADOR ETRUSCO


A partir del segundo cuarto del siglo V hasta finales del siglo IV nuestras necrópolis van a sufrir un cambio. Al mismo tiempo que siguen perviviendo las sepulturas de fosa simple con revoco de arcilla, se conservan evidencias de una monumentalización del área funeraria mediante enterramientos en forma de túmulo escalonado de piedras trabadas con barro y fosa central, que sin duda estarían coronados por pilares estela y rematados por esculturas. Aunque las tumbas tumulares son bastante frecuentes en este periodo, los restos escultóricos documentados son escasos, reduciéndose a 4 fragmentos todos ellos del Poble Nou; la cabeza de un toro localizado de forma casual en la década de los 70 y tres fragmentos escultóricos documentados en el 2001, todos ellos pertenecientes a diferentes toros de piedra arenisca, destacando por su estado de conservación el que representa los cuartos delanteros de este animal.