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viernes, 25 de noviembre de 2011

LA SOLANETA DE LES NUTXES


La Solaneta de Nutxes es un yacimiento conocido de antiguo que ha sido referido por diversos autores. Las primeras menciones corresponden al Padre Belda, quien prospectó el lugar y publicó un somero estudio de las estructuras y los materiales. señalando algunas características de interés como son la posible existencia de restos de un alfar.
Antiguamente, la actual ciudad de Xixona  era llamada Uxonig que en lengua de los íberos contestanos significa Valle del Hierro.
Existen interesantes referencias a la explotación de hierro en Xixona que, tal vez, se puedan relacionar con la cita de E. Llobregat (Llobregat, 1970) sobre la existencia de minas de este mineral en la sierra de Aímaens, siendo el hierro uno de los grandes portagoistas de la Zona.
La Solaneta de Nutxes presenta, a tenor de los materiales recuperados, una amplia perduración temporal, pues se encuentran testimonios materiales de la Edad del Bronce, la Época ibérica, Romana y Medieval, aunque sin que se pueda establecer una continuidad clara. La mayor parte de los materiales son adscribibles a época ibérica.
Entre la cerámica ibérica, la más frecuente es la pintada. De este tipo encontramos abundantes decoraciones bícromas a base de bandas y filetes así como otras con decoración pintada a base de motivos
geométricos simples como líneas y círculos concéntricos. La cerámica bícroma está representada por platos, páteras, vasos cerrados y vasos de ala vuelta al exterior.
Las formas que encontramos con decoración monócroma son tinajillas, cuencos. pequeños pomos o copitas, platos de ala exvasada o tinajas. Junto a la cerámica ibérica pintada aparecen también la cerámica común, sobre todo tinajas y tinajillas, ánforas ibéricas, algunas con el típico escobillado en el hombro, cerámica gris o de cocina. Los paralelos más cercanos a estos tipos cerámicas los encontramos en el Puig d'Alcoi (Rubio Gomis, 1985) o el Puntai de Salinas.
Hay que reseñar que la cerámica ibérica de la Solaneta tiene unas características técnicas muy homogéneas como son la depuración y coloración castaña de las pastas, el alisamiento de las superficies y el cuidado de su acabado.
Todo ello confiere a las piezas un aspecto de gran calidad.
Entre los materiales importados destaca la presencia de cerámica ática de barniz negro, con la presencia de una base de bol con decoración de palmetas entrelazadas y otros fragmentos indeterminados. También encontramos fragmentos informes de ánfora acanalada, cuyo tratamiento exterior y las pastas permiten adscribirlo a producciones ebusitanas.
Estos materiales permiten adscribir la ocupación ibérica a un momento correspondiente al periodo ibérico antiguo, como nos permite suponer la presencia de cerámicas grises y bícromas, y pleno del s. IV a C. o, al menos, hay que situar en este momento el mayor auge del poblado de época ibérica.
No es descartable una posible perduración en momentos posteriores, tanto ibéricos como romanos, pues la existencia de algunos materiales imperiales de tipo tema sigillata en las laderas más bajas del cerro parecen indicar una perduración de la ocupación de Nutxes, aunque con un cambio de patrón de asentamiento, ya que desde el cerro se pasa a ocupar el llano inmediato.

En la Solaneta de Nutxes, la posición del yacimiento, con más de 100 m sobre el nivel de base, es claramente dominante sobre un nicho ecológico bien delimitado y con abundancia de tierras y agua; de hecho, la cuenca alta del río Coscó será constantemente poblada a lo largo de la historia y es en época ibérica cuando sin duda vivió uno de sus episodios más brillantes. A falta de excavaciones, en el poblado se puede advertir una continuidad de materiales que llegaría hasta el s. IV por lo que resulta aventurado calcular su extensión en época antigua; restos constructivos se localizan en más de 1 Ha pero quizás reflejen la fase álgida de época plena.
Poco podemos señalar de su urbanismo. Los muros visibles siguen las curvas de nivel creando terrazas que debieron servir de asiento a las distintas casas. Además, el padre Belda cita el hallazgo de un horno, en una de sus exploraciones arqueológicas por la comarca.
Por su parte, P. Moret (1996) define como muralla un recio muro de 0'80 m que encierra la meseta superior; tal vez sea una fortificación, tal vez una terraza más.
Por último, destaca la orientación de las visibilidades más amplias: al sureste, controlando un tramo del camino que se dirige hacia el port de Benifailim por la vall de La Torre, y al sur, abriéndose a los llanos que conducen hacia el litoral, llegando a verse el mar en el tramo comprendido entre la playa de San Juan y la sierra Grossa, en Alicante.

Cerca de allí se encontró el poblado de Santa Bárbara que fue descubierto y prospectado por el Padre Belda que publicó algunas notas sobre los materiales del lugar, referencias que fueron recogidas posteriormente en otros trabajos (Llobregat, 1972). En el Museo Arqueológico Provincial de Alicante se encuentra depositado un amplio conjunto de materiales compuesto por cerámica ibérica pintada, la más abundante. Entre la que encontrarnos platos de base anular, platos con bordes reentrantes o de labio exvasado, tinajas y tinajillas de borde exvasado y moldurado y fragmentos de borde de kalathos de ala plana. Entre las decoraciones destaca, por su abundancia, la geométrica con motivos a base de bandas, fletes y círculos concéntricos. También está presente la decoración vegetal e incluso varios fragmentos con posible decoración de estilo
figurado Elche-Archena. En cerámica común encontramos platos, tinajas, kálathoi, un mortero y una boca de jarro completa.

Son muy abundantes los fragmentos de ánfora ibérica y esta representada, aunque de forma escasa, la cerámica de cocina. También encontramos un posible fragmento de terracota y algunas escorias de hierro.

La cerámica de importación está representada por fragmentos informes de ánfora itálica y púnica, de esta última procedencia encontramos dos bordes de ánfora reconocibles, uno de tipo Maña C y otro PE 16 6 17. La vajilla fina de importación está compuesta por fragmentos informes de cerámica de barniz negro campaniense A tardía y beoide.
Entre el material no cerámico destaca una moneda de Saiti, un característico As uncial con cabeza laureada en el reverso y jinete lancero en el anverso, típica pieza de la ceca ibérica setabense que puede datarse con fiabilidad hacia la mitad del s. II a.c.
El conjunto de materiales nos permite ubicar el asentamiento en el periodo ibérico final, entre los siglos II y I a.c.
No obstante, la presencia de algún fragmento informe de cerámica ática de barniz negro nos induce a pensar que pudo darse una frecuentación del lugar en algún momento del s. IV a.c.