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viernes, 18 de noviembre de 2011

LA ESCUERA





 

EL LUGAR


La finca La Escuera se halla situada en término de San Fulgencio (4), a 32 km. de Alicante y 4'5 km. de Guardamar .
El emplazamiento de la ciudad antigua está en la ladera del montículo, a una altura entre 11 y 14 m. Sobre el nivel del mar, siendo evidente que el mar llegaba muy cerca de la ciudad, pues en todos los campos de los alrededores, se encuentra a cierta profundidad la arena fina del mar, con restos de moluscos marinos.
  En las modernas obras de canalización se ha abancalado el terrenal lo que ha motivado que, en algunas ocasiones, se haya destrozado algún muro o fondo de habitación. Al tener noticia de la importancia del yacimiento,
don Francisco Trías, dueño principal de la finca, hizo interruinpir las labores agrícolas en los dos bancales más interesantes, dejándolo  a nuestra disposición para efectuar las excavaciones pertinentes.

LA EXCAVACIÓN

 


Como hemos dicho, las labores agrícolas habían ocasionado bastantes deterioros; el tractor había arrastrado muchas piezas arquitectónicas, aplastando cerámica y sacando de lo profundo restos que ahora encontramos en superficie. Ha de tenerse en cuenta todo esto para no confundirse respecto a las fechas de los hallazgos más superficiales.

La excavación se ha efectuado en una parcela de 14 x 14 m. y en otra de 22 x 14 m., por lo que apenas puede darse como iniciada, ya que el recinto ocupa aproximadamente una superficie de 84.300 m2. Los trabajos se han limitado a los estratos superiores, llegándose solamente a la grava estéril.

Todos los objetos transportables se conservan en el Museo Arqueológico de Alicante.

Se han excavado cuatro departamentos, a, b, c y d, los dos últimos parcialmente. La característica de los estratos es como sigue: Estrato I a).-Tierra removida por labores agrícolas, dejando al descubierto vasijas rotas de distintas épocas y tiestos procedentes de !a colina inmediata, arrastrados por las aguas pluviales.
En el lado N. había una delgada capa de cenizas, que se extendía anos 20 centímetros, en la que se hallaron tiestos bastos y un fragmento de cerámica campaniense
II a).-Aparece cerámica ibérica de paredes finas y cocción bastante perfecta, pintada con temas geométricos; ánforas «ibero-púnicas)), de tipo de «bellota», «cañón» y «huso»; cerámica campaniense A; tiestos italo-griegos de figuras rojas; tiestos negros con piedrecillas en la masa.
I I b).-. La cerámica es como en ,II a; algunos fragmentos de cerámica ibérica decorados con temas fitomorfos.
IV a).-Ceniza, con abundancia de caracoles. Espesor, 0'13-0'53 m.
IV b).-Arena, con abundantes caracoles. En el espesor de esta capa
de arena llegamos a profundizar 0'40 m.
Al Est. IV pertenece un muro formado de piedras sin labrar, que oscilan entre los 0'10 y 0'15 m. de diámetro, unidas en seco. Tiene 0'35  metros de altura. La parte excavada mide 2 m. de largo. En otto departamento se hallan tiestos ibéricos decorados con motivos geométricos y, por encima del muro N.N.O., aparecieron los ragmentos de una jarrita de barro intensamente rojo, bien cocido, ornado con temas geométricos.
Abundan también los trozos de ánforas «ibero-púnicas)), de perfil en «bellota», «cañón» y «huso», con preponderancia de los primeros.
Se encontraron varios fragmentos de ollas negras, con abundante desgrasante en la masa, restos de mandíbula de animal y varios caracoles, un fragmento de skyphos, decorado con parte inferior de un vestido, además, varios trozos de cerámica de barniz negro, ((precampaniense)) y campaniense A, se hallaron varios fragmentos de cerámica ibérica pintada con motivos geométricos sencillos, preponderantemenre bandas circulares. Se reconstruyó una tinaja de 0'73 m. de altura, de perfil bicónico y asas en forma de M, aparecida a 1'40-1'60 m. de profundidad, Cerámica de barniz negro Abundan los fragmentos de ánfora, especialmente las de forma de «cañón», de barro rojo, aunque en dos casos de barro verdoso y había también pedazos de platos de cerámica de barniz negro. En el límite entre las dos capas se encontraron trozos de vidrio azul marino con palmetas elaboradas en azul claro y amarillo, respectivamente.
Apareciendo los tiestos muy revueltos, entre ellos trozos de ánfora, de un plato con pintura de dos colores y de otra vasija con círculos concéntricos rodeados por sectores triangulares de círculos concéntricos, simulando una flor o un sol. También  se hallaron fragmentos de cerámica de barniz negro y de figuras rojas .
El resto de un plato «precampaniense», que tiene el interior del fondo en color rojo con palmetas, lleva un grafito en forma de ML, y otro tiesto «precampaniense)) con palmetas rodeadas por círculo de ovas, cortado a golpes para servir de tejuelo.
Un asa, aparecida a 0'60 m. de profundidad, parece de un kylix. Fragmento de borde de kratera, con hoja de olivo,
Del mismo lugar, huesos y restos de mandíbula de animal grande
Un ánfora, a la que faltaba boca y fondo, apareció acostada en la capa endurecida, rodeada de cenizas que se extendían muy poco fuera del ánfora, dentro de la cual había fragmentos de borde de un plato ibérico con líneas circundantes y cerca, grandes trozos de vasija con dibujos geométricos y de otra con hojas .
 De cerámica de barniz negro tenemos un fragmento de campaniense
Entre tiestos negros con piedrecitas en la masa, aparecieron cuatro trozos de cerámica de barniz negro y algunos de figuras rojas.
  Entre los escasos restos de hierro, podemos citar algunos trozos de posible hoja de espada En piedra tenemos un afilador y en hueso una  gran taba.
Se local izaron siete departamentos.
La descripción de los Departamentos es como sigue:
Departamento a.-Se hizo Únicamente una zanja exploratoria, encontrándose una pared de piedras sin labrar, unidas en seco, que mide 0'70 m. de ancho y se siguió hasta !os 2'50 m. de largo. A sus lados salieron un skyphos, una copa campanéense, un mechero de lucerna y dos medallones de vidrio.Se excava otro departamento, que contiene tiestos ibéricos con decoración geométrica, ánforas y vasos «precampanienses» y campanienses, fusayolas. 
Distante un m. de la pared S. y otro de la pared E., se hallaron, entre 0'55 y 0'65 m. de profundidad, en la tierra arenisca, y algunos en la capa inferior endurecida, los fragmentos de la vasija de borde dentado.
Al lado de esta vasija, en la capa de tierra endurecida salieron, un trozo de ((precampaniense)) ,dos tiestos de cerámica ibérica con decoración geométrica, varios tiestos bastos y un trozo de hierro; del mismo estrato es un fragmento de pie de plato ((precampaniense))
Próximos se hallaban, algo más arriba, varios tiestos de una vasija ibérica con doble asa pintada con temas geométricos y un trozo de tinaja de doble asa.
Al lado de la pared a dos m. del lugar donde se encontró la vasija de borde dentado, había un gran amontonamiento de tiestos de ánfora de «bellota» en cerámica rojo oscura; la boca descansaba sobre delgada capa de cenizas. Un vaso casi esférico, decorado con «tejados» y rombos, se encontró en la parte oriental del departamento
Más al S. apareció un platito de barro amarillento..
En otro departamento se encontró una fusayola negra y dos trocitos de campaniense A y medio fondo de campanéense con palmetas estilizadas. Por debajo aparece la tierra arenisca, hallándose a un metro de profundidad un fragmento de campaniense.

En el límite entre las dos clases de empedrado, a 0'65 m. de profundidad, salió un pico doble, de hierro, con agujero para enmangue y a un metro de distancia una vasija de plomo, en el rincón N.E. una piedra de moler  naviforme y un gran plato ibérico con líneas circundantes.
En otro salieron tiestos de un plato ibérico de líneas circundantes y trozos de ollas ibéricas muy mal cocidas y desconchadas, decoradas con círculos concéntricos y sectores de lo mismo, además, otros trozos decorados con círculo rodeado de segmentos triangulares, simulando una flor o sol y tres trocitos ds campaniense
de sección gris.
En una pequeña habitación, de 2'18 x 2'18 m. La pared N. es, en gran parte, de arcilla; la S., de piedra; mide 0'33 m. de ancho por 1'50 de largo, dejando un paso al Dep. d. En el suelo de esta entrada hay una gran losa cubierta de cenizas, entre las que se halló un punzón y una placa de bronce; además, fragmentos de hierro, todo lo cual hace suponer se trata de los restos de una puerta. La pared E. sube en escalón a una plataforma de grandes
piedras, rellena de tierra y piedrecillas, que mide 2 x 4 m. En el suelo descansan tres piedras formando un triángulo; dos de ellas parecen naturales, pero la tercera, junto al escalón, está labrada en forma circular, como si se tratara de un molino, con concavidad central y descansa sobre un círculo de piedras pequeñas.
 En otro departamento apareció una fusayola, había una vasija redonda con restos de otra adosada, es decir, se trata de una vasija doble de «libación»; su altura es de 6 cm. A la misma profundidad apareció otra pequeña vasija acampanada, negra; a diferentes profundidades fue encontrándose gran cantidad de escoria de hierro.
Los fragmentos de varias vasijas que empiezan a salir en el Est. II a, se encuentran en mayor cantidad en el Estrato II b.
Del Est. II a, en el centro de la sala, son los restos de una vasija de panza casi globular, de barro intenso rojo, decorada con círculos concéritricos y Iíneas onduladas verticales  y, detrás de la plataforma, la mitad de un plato campanéense , un platito campanéense, restos de platos ibéricos, de los que se han reconstruido dos, y la mitad de otro una vasija de perfil caliciforme, decorada con líneas onduladas verticales y comienzan a salir los trozos de cuatro grandes tinajas pintadas y de una gran olla de barro gris con granos blancos,
En la entrada al. pasillo que se forma entre la plataforma de arcilla y la pared E.N.E., se encontró aplastada en el suelo endurecido, una jarrita con asa de cordel .
Detrás de la plataforma había, literalmente, más tiestos que tierra. Aquí siguen los trozos de las cuatro tinajas, de las que han podido reconstruirse dos, y mezclados con ellos los trozos de la olla más arriba citada. Al lado habia múltiples fragmentos de varias vasijas pequeñas, en general
decoradas con sencillos motivos geométricos.

Moratalla explicó a los numerosos visitantes la historia del poblado ibérico que se asentó en la zona a finales del siglo V a. C., "probablemente con la población que se trasladó desde El Oral -otro yacimiento sanfulgentino- puesto que aquí se encontraba La Albufera del Segura, lo que posiblemente convertía a este asentamiento en un puerto de entrada". Así pues, según estimaciones de los arqueólogos, el poblado cumplía las funciones de distribución comercial pero se abandonó precipitadamente ante la llegada del ejército romano para la conquista de Cartagena en el 209 a.C. "Huyeron de forma inmediata porque los restos encontrados como urnas o jarras, aparecieron en fila y enteros", señaló Moratalla. Tras la conquista de la zona por parte de los romanos, el poblado cayó en el olvido al quedar fuera de las rutas comerciales a favor del puerto de Santa Pola.
La importancia de este yacimiento, de aproximadamente 20.000 metros cuadrados, reside, principalmente, en su santuario de 300 metros cuadrados, "único a día de hoy en la Comunitat", según el profesor.
El edificio, que cuenta con cinco habitaciones, presenta unas características que apuntan a que se trate de un santuario púnico. Su monumentalidad, la irregularidad de su trazado y los diferentes niveles de sus estancias remiten a las peculiares formas de la cultura cartaginesa del norte de África por lo que se trataría de un enclave púnico en territorio íbero, pueblo con el cual se habría llegado a un pacto. La puerta de acceso al santuario es lo que más quebraderos de cabeza ha dado a los arqueólogos: "muchas piedras que parecían formar la fachada, estaban en otro enclave". Sin embargo, como señala el codirector, hace unos días se descubrieron los restos del paso de un arado que, "posiblemente en los 50, durante la realización de labores agrícolas, desplazó las piedras del muro donde, se han encontrado recientemente restos como un ánfora".
Las excavaciones actuales han unido el santuario de entrada con las carriladas que posiblemente eran el acceso al poblado. "La rodada esta demasiado desgastada para un asentamiento de cien años, lo que hace pensar que pasaban carros muy pesados de mercancías, lo que, junto a la presencia de mucha cerámica importada, corroboran la teoría de que era un poblado comercial", recalca Moratalla.
Por su parte, el futuro del yacimiento, como señala el concejal de Turismo de San Fulgencio, Borja Alonso pasa por "su puesta en valor". Un objetivo que requiere tiempo, dedicación y una gran financiación. "Mientras no se haga una apuesta importante por el lugar es mejor no continuar profundizando en más niveles, porque se estropearía al permanecer a la intemperie", indica Moratalla. Por el momento, y a la espera de un plan específico para "La Escuera", el consistorio destinará a distintos peones para la limpieza del yacimiento del Oral, que, como indica la concejala de Cultura sanfulgentina, Susana Ortuño, "se encuentra abandonado y lleno de maleza como éste antes de reanudar las excavaciones". Asimismo, en septiembre está previsto que se valle toda la zona del Oral.

Para la gran mayoría de sanfulgentinos, "La Escuera" es un paraje desconocido. Sin embargo, la mayor parte excavada corresponde a los descubrimientos que, en la década de los sesenta, la arqueóloga sueca Nordström realizó en el municipio a raíz de la aparición de una cantidad de restos considerables entre los que destaca un juego de 23 monedas de plata cartaginesas. Sin embargo, y pese a la relevancia del descubrimiento, la zona cayó en el olvido hasta la década de los ochenta, cuando se reanudaron los trabajos de la mano de Lorenzo Abad, Los trabajos actuales, en marcha desde 2006 a las órdenes de Abad y con la financiación de la Universidad de Alicante, han alternado las prospecciones geofísicas con los trabajos de limpieza y documentación del santuario y del tramo de muralla descubierto en los años sesenta por Nordström. M. J. Á.



En el interior del poblado de La Escuera (San Fulgencio), cerca de la muralla meridional y la puerta, existió un edificio interpretado como lugar de culto por la presencia de restos de ceniza y huesos de animales, así como por la lujosa vajilla cerámica. El conjunto puede interpretarse como un santuario doméstico, probablemente de tipo dinástico, si bien su proximidad a la puerta del poblado permite también considerarlo como un posible santuario de entrada (Almagro-Gorbea y Moneo, 2000, 37). Los materiales aparecidos en el edificio, que van desde pequeños esencieros a grandes tinajas, serían utilizados para las purificaciones, libaciones y comidas rituales (Nordtröm, 1967, 54). Algunos de estos elementos estaban amontonados detrás de una plataforma de piedra grande rellena de tierra apisonada y piedrecillas sobre las que había restos de cenizas y huesos de pequeños animales, lo que, junto al alto contenido de fosfatos del sedimento, apunta hacia la realización de sacrificios y “simposia”. Las piezas encontradas en el edificio permiten fecharlo en los siglos IV y III a.C. Presenta una orientación Norte-Sur y se compone de varios departamentos. Ofrece un gran patio o pórtico, posiblemente abierto a una calle al Norte, con basas de columnas, pilastras, pavimento en parte empedrado y una plataforma de arcilla con dos escalones sobre la que se encontró una columna y fragmentos de cerámica griega. El patio comunica, al Sur, con un departamento, mientras que por el Oeste se le adosan tres pequeñas habitaciones. En su interior se hallaron cerámicas de barniz negro, una crátera de figuras negras, dos copas áticas, cerámicas ibéricas decoradas, un ungüentario, una loseta romboidal, un ponderal de bronce, cuatro fusayolas y otros materiales. En otro departamento aparecieron abundantes escorias de hierro, una punta de lanza, una placa de hebilla de bronce, y una vasija bigeminada, tal vez usada para el consumo de hidromiel y vino. Otra habitación presentaba en una de sus paredes una hornacina semicircular de piedra con columnita en el centro, mientras que otro cuarto tenía tres elementos pétreos, uno de ellos consistente en una piedra circular negra. En el santuario de La Escuera resulta curioso el hallazgo, junto a ricos materiales cerámicos y metálicos, de una vasija de plomo, así como el hecho de que un pavimento estuviese parcialmente recubierto por una capa de plomo fundido (Gusi, 1997, 188).