EL LUGAR
La finca La Escuera se halla
situada en término de San Fulgencio (4), a 32 km. de Alicante y 4'5 km. de
Guardamar .
El emplazamiento de la ciudad
antigua está en la ladera del montículo, a una altura entre 11 y 14 m. Sobre el
nivel del mar, siendo evidente que el mar llegaba muy cerca de la ciudad, pues
en todos los campos de los alrededores, se encuentra a cierta profundidad la
arena fina del mar, con restos de moluscos marinos.
En las modernas obras de canalización se ha abancalado el terrenal lo
que ha motivado que, en algunas ocasiones, se haya destrozado algún muro o
fondo de habitación. Al tener noticia de la importancia del yacimiento,
don Francisco Trías, dueño
principal de la finca, hizo interruinpir las labores agrícolas en los dos bancales
más interesantes, dejándolo a nuestra
disposición para efectuar las excavaciones pertinentes.
LA EXCAVACIÓN
Como hemos dicho, las labores agrícolas habían ocasionado
bastantes deterioros; el tractor había arrastrado muchas piezas
arquitectónicas, aplastando cerámica y sacando de lo profundo restos que ahora
encontramos en superficie. Ha de tenerse en cuenta todo esto para no
confundirse respecto a las fechas de los hallazgos más superficiales.
La excavación se ha efectuado en una parcela de 14 x 14 m. y en otra de 22 x 14 m., por lo que apenas puede darse como iniciada, ya que el recinto ocupa aproximadamente una superficie de 84.300 m2. Los trabajos se han limitado a los estratos superiores, llegándose solamente a la grava estéril.
Todos los objetos transportables
se conservan en el Museo Arqueológico de Alicante.
Se han excavado cuatro
departamentos, a, b, c y d, los dos últimos parcialmente. La característica de
los estratos es como sigue: Estrato I a).-Tierra removida por labores
agrícolas, dejando al descubierto vasijas rotas de distintas épocas y tiestos
procedentes de !a colina inmediata, arrastrados por las aguas pluviales.
En el lado N. había una delgada capa de cenizas, que se
extendía anos 20 centímetros, en la que se hallaron tiestos bastos y un
fragmento de cerámica campaniense
II a).-Aparece cerámica ibérica de paredes finas y cocción
bastante perfecta, pintada con temas geométricos; ánforas
«ibero-púnicas)), de tipo de «bellota», «cañón» y «huso»; cerámica campaniense
A; tiestos italo-griegos de figuras rojas; tiestos negros con piedrecillas en
la masa.
I I b).-. La cerámica es como en ,II a; algunos fragmentos de cerámica
ibérica decorados con temas fitomorfos.
IV a).-Ceniza, con abundancia de
caracoles. Espesor, 0'13-0'53 m.
IV b).-Arena, con abundantes
caracoles. En el espesor de esta capa
de arena llegamos a profundizar
0'40 m.
Al Est. IV pertenece un muro formado de piedras sin
labrar, que oscilan entre los 0'10 y 0'15 m. de diámetro, unidas en seco. Tiene
0'35 metros de altura. La parte
excavada mide 2 m. de largo. En otto departamento se hallan tiestos ibéricos
decorados con motivos geométricos y, por encima del muro N.N.O., aparecieron
los ragmentos de una jarrita de barro intensamente rojo, bien cocido, ornado con temas geométricos.
Abundan también los trozos de ánforas «ibero-púnicas)),
de perfil en «bellota», «cañón» y «huso», con preponderancia de los primeros.
Se encontraron varios fragmentos de ollas negras, con
abundante desgrasante en la masa, restos de mandíbula de animal y varios
caracoles, un fragmento de skyphos, decorado con parte inferior de un vestido,
además, varios trozos de cerámica de barniz negro, ((precampaniense)) y
campaniense A, se hallaron varios fragmentos de cerámica ibérica pintada con
motivos geométricos sencillos, preponderantemenre bandas circulares. Se
reconstruyó una tinaja de 0'73 m. de altura, de perfil bicónico y asas en forma
de M, aparecida a 1'40-1'60 m. de profundidad, Cerámica de barniz negro Abundan
los fragmentos de ánfora, especialmente las de forma de «cañón», de barro rojo,
aunque en dos casos de barro verdoso y había también pedazos de platos de
cerámica de barniz negro. En el límite entre las dos capas se encontraron
trozos de vidrio azul marino con palmetas elaboradas en azul claro y amarillo,
respectivamente.
Apareciendo los tiestos muy
revueltos, entre ellos trozos de ánfora, de un plato con pintura de dos colores
y de otra vasija con círculos concéntricos rodeados por sectores triangulares
de círculos concéntricos, simulando una flor o un sol. También se hallaron fragmentos de cerámica de barniz
negro y de figuras rojas .
El resto de un plato «precampaniense», que tiene el
interior del fondo en color rojo con palmetas, lleva un grafito en forma de ML,
y otro tiesto «precampaniense)) con palmetas rodeadas por círculo de ovas,
cortado a golpes para servir de tejuelo.
Un asa, aparecida a 0'60 m. de
profundidad, parece de un kylix. Fragmento de borde de kratera, con hoja de
olivo,
Del mismo lugar, huesos y restos
de mandíbula de animal grande
Un ánfora, a la que faltaba boca y
fondo, apareció acostada en la capa endurecida, rodeada de cenizas que se
extendían muy poco fuera del ánfora, dentro de la cual había fragmentos de
borde de un plato ibérico con líneas circundantes y cerca, grandes trozos de
vasija con dibujos geométricos y de otra con hojas .
De cerámica de
barniz negro tenemos un fragmento de campaniense
Entre tiestos negros con
piedrecitas en la masa, aparecieron cuatro trozos de cerámica de barniz negro y
algunos de figuras rojas.
Entre los
escasos restos de hierro, podemos citar algunos trozos de posible hoja de
espada En piedra tenemos un afilador y en hueso una gran taba.
Se local izaron siete
departamentos.
La descripción de los
Departamentos es como sigue:
Departamento a.-Se hizo Únicamente
una zanja exploratoria, encontrándose una pared de piedras sin labrar, unidas
en seco, que mide 0'70 m. de ancho y se siguió hasta !os 2'50 m. de largo. A
sus lados salieron un skyphos, una copa campanéense, un mechero de lucerna y
dos medallones de vidrio.Se excava otro departamento, que contiene tiestos
ibéricos con decoración geométrica, ánforas y vasos «precampanienses» y
campanienses, fusayolas.
Distante un m. de la pared S. y
otro de la pared E., se hallaron, entre 0'55 y 0'65 m. de profundidad, en la
tierra arenisca, y algunos en la capa inferior endurecida, los fragmentos de la
vasija de borde dentado.
Al lado de esta vasija, en la capa de tierra endurecida
salieron, un trozo de ((precampaniense)) ,dos tiestos de cerámica ibérica con
decoración geométrica, varios tiestos bastos y un trozo de hierro; del mismo
estrato es un fragmento de pie de plato ((precampaniense))
Próximos se hallaban, algo más arriba, varios tiestos de una
vasija ibérica con doble asa pintada con temas geométricos y un trozo de tinaja
de doble asa.
Al lado de la pared a dos m. del
lugar donde se encontró la vasija de borde dentado, había un gran
amontonamiento de tiestos de ánfora de «bellota» en cerámica rojo oscura; la
boca descansaba sobre delgada capa de cenizas. Un vaso casi esférico, decorado
con «tejados» y rombos, se encontró en la parte oriental del departamento
Más al S. apareció un platito de barro amarillento..
En otro departamento se encontró
una fusayola negra y dos trocitos de campaniense A y medio fondo de campanéense
con palmetas estilizadas. Por debajo aparece la tierra arenisca, hallándose a
un metro de profundidad un fragmento de campaniense.
En el límite entre las dos clases de empedrado, a 0'65 m.
de profundidad, salió un pico doble, de hierro, con agujero para enmangue y a
un metro de distancia una vasija de plomo, en el rincón N.E. una piedra de
moler naviforme y un gran plato ibérico
con líneas circundantes.
En otro salieron tiestos de un plato ibérico de líneas
circundantes y trozos de ollas ibéricas muy mal cocidas y desconchadas,
decoradas con círculos concéntricos y sectores de lo mismo, además, otros
trozos decorados con círculo rodeado de segmentos triangulares, simulando una
flor o sol y tres trocitos ds campaniense
de sección gris.
En una pequeña habitación, de 2'18
x 2'18 m. La pared N. es, en gran parte, de arcilla; la S., de piedra; mide
0'33 m. de ancho por 1'50 de largo, dejando un paso al Dep. d. En el suelo de
esta entrada hay una gran losa cubierta de cenizas, entre las que se halló un
punzón y una placa de bronce; además, fragmentos de hierro, todo lo cual hace
suponer se trata de los restos de una puerta. La pared E. sube en escalón a una
plataforma de grandes
piedras, rellena de tierra y
piedrecillas, que mide 2 x 4 m. En el suelo descansan tres piedras formando un
triángulo; dos de ellas parecen naturales, pero la tercera, junto al escalón,
está labrada en forma circular, como si se tratara de un molino, con concavidad
central y descansa sobre un círculo de piedras pequeñas.
Los fragmentos de varias vasijas
que empiezan a salir en el Est. II a, se encuentran en mayor
cantidad en el Estrato II b.
Del Est. II a, en el centro de la
sala, son los restos de una vasija de panza casi globular, de barro
intenso rojo, decorada con círculos concéritricos y Iíneas onduladas
verticales y, detrás de la plataforma,
la mitad de un plato campanéense , un platito campanéense, restos de platos ibéricos,
de los que se han reconstruido dos, y la mitad de otro una vasija de perfil
caliciforme, decorada con líneas onduladas verticales y comienzan a salir los
trozos de cuatro grandes tinajas pintadas y de una gran olla de barro gris con
granos blancos,
En la entrada al. pasillo que se forma entre la plataforma
de arcilla y la pared E.N.E., se encontró aplastada en el suelo
endurecido, una jarrita con asa de cordel .
Detrás de la plataforma había, literalmente, más tiestos que
tierra. Aquí siguen los trozos de las cuatro tinajas, de las que han
podido reconstruirse dos, y mezclados con ellos los trozos de la olla más arriba
citada. Al lado habia múltiples fragmentos de varias vasijas pequeñas,
en general
decoradas con sencillos motivos geométricos.
Moratalla explicó a los numerosos visitantes la historia del poblado ibérico que se asentó en la zona a finales del siglo V a. C., "probablemente con la población que se trasladó desde El Oral -otro yacimiento sanfulgentino- puesto que aquí se encontraba La Albufera del Segura, lo que posiblemente convertía a este asentamiento en un puerto de entrada". Así pues, según estimaciones de los arqueólogos, el poblado cumplía las funciones de distribución comercial pero se abandonó precipitadamente ante la llegada del ejército romano para la conquista de Cartagena en el 209 a.C. "Huyeron de forma inmediata porque los restos encontrados como urnas o jarras, aparecieron en fila y enteros", señaló Moratalla. Tras la conquista de la zona por parte de los romanos, el poblado cayó en el olvido al quedar fuera de las rutas comerciales a favor del puerto de Santa Pola.
La importancia de este yacimiento, de aproximadamente 20.000 metros cuadrados, reside, principalmente, en su santuario de 300 metros cuadrados, "único a día de hoy en la Comunitat", según el profesor. El edificio, que cuenta con cinco habitaciones, presenta unas características que apuntan a que se trate de un santuario púnico. Su monumentalidad, la irregularidad de su trazado y los diferentes niveles de sus estancias remiten a las peculiares formas de la cultura cartaginesa del norte de África por lo que se trataría de un enclave púnico en territorio íbero, pueblo con el cual se habría llegado a un pacto. La puerta de acceso al santuario es lo que más quebraderos de cabeza ha dado a los arqueólogos: "muchas piedras que parecían formar la fachada, estaban en otro enclave". Sin embargo, como señala el codirector, hace unos días se descubrieron los restos del paso de un arado que, "posiblemente en los 50, durante la realización de labores agrícolas, desplazó las piedras del muro donde, se han encontrado recientemente restos como un ánfora".
Las excavaciones actuales han unido el santuario de
entrada con las carriladas que posiblemente eran el acceso al poblado. "La
rodada esta demasiado desgastada para un asentamiento de cien años, lo que hace
pensar que pasaban carros muy pesados de mercancías, lo que, junto a la
presencia de mucha cerámica importada, corroboran la teoría de que era un
poblado comercial", recalca Moratalla.
Por su parte, el futuro del yacimiento, como señala
el concejal de Turismo de San Fulgencio, Borja Alonso pasa por "su puesta
en valor". Un objetivo que requiere tiempo, dedicación y una gran
financiación. "Mientras no se haga una apuesta importante por el lugar es
mejor no continuar profundizando en más niveles, porque se estropearía al
permanecer a la intemperie", indica Moratalla. Por el momento, y a la
espera de un plan específico para "La Escuera", el consistorio
destinará a distintos peones para la limpieza del yacimiento del Oral, que,
como indica la concejala de Cultura sanfulgentina, Susana Ortuño, "se
encuentra abandonado y lleno de maleza como éste antes de reanudar las
excavaciones". Asimismo, en septiembre está previsto que se valle toda la
zona del Oral.
Para la gran mayoría de sanfulgentinos, "La Escuera" es un paraje desconocido. Sin embargo, la mayor parte excavada corresponde a los descubrimientos que, en la década de los sesenta, la arqueóloga sueca Nordström realizó en el municipio a raíz de la aparición de una cantidad de restos considerables entre los que destaca un juego de 23 monedas de plata cartaginesas. Sin embargo, y pese a la relevancia del descubrimiento, la zona cayó en el olvido hasta la década de los ochenta, cuando se reanudaron los trabajos de la mano de Lorenzo Abad, Los trabajos actuales, en marcha desde 2006 a las órdenes de Abad y con la financiación de la Universidad de Alicante, han alternado las prospecciones geofísicas con los trabajos de limpieza y documentación del santuario y del tramo de muralla descubierto en los años sesenta por Nordström. M. J. Á.
Para la gran mayoría de sanfulgentinos, "La Escuera" es un paraje desconocido. Sin embargo, la mayor parte excavada corresponde a los descubrimientos que, en la década de los sesenta, la arqueóloga sueca Nordström realizó en el municipio a raíz de la aparición de una cantidad de restos considerables entre los que destaca un juego de 23 monedas de plata cartaginesas. Sin embargo, y pese a la relevancia del descubrimiento, la zona cayó en el olvido hasta la década de los ochenta, cuando se reanudaron los trabajos de la mano de Lorenzo Abad, Los trabajos actuales, en marcha desde 2006 a las órdenes de Abad y con la financiación de la Universidad de Alicante, han alternado las prospecciones geofísicas con los trabajos de limpieza y documentación del santuario y del tramo de muralla descubierto en los años sesenta por Nordström. M. J. Á.
En el interior del poblado de La Escuera (San
Fulgencio), cerca de la muralla meridional y la puerta, existió un edificio
interpretado como lugar de culto por la presencia de restos de ceniza y huesos
de animales, así como por la lujosa vajilla cerámica. El conjunto puede
interpretarse como un santuario doméstico, probablemente de tipo dinástico, si
bien su proximidad a la puerta del poblado permite también considerarlo como un
posible santuario de entrada (Almagro-Gorbea y Moneo, 2000, 37). Los materiales
aparecidos en el edificio, que van desde pequeños esencieros a grandes tinajas,
serían utilizados para las purificaciones, libaciones y comidas rituales
(Nordtröm, 1967, 54). Algunos de estos elementos estaban amontonados detrás de
una plataforma de piedra grande rellena de tierra apisonada y piedrecillas
sobre las que había restos de cenizas y huesos de pequeños animales, lo que,
junto al alto contenido de fosfatos del sedimento, apunta hacia la realización
de sacrificios y “simposia”. Las piezas encontradas en el edificio permiten fecharlo
en los siglos IV y III a.C. Presenta una orientación Norte-Sur y se compone de
varios departamentos. Ofrece un gran patio o pórtico, posiblemente abierto a
una calle al Norte, con basas de columnas, pilastras, pavimento en parte
empedrado y una plataforma de arcilla con dos escalones sobre la que se
encontró una columna y fragmentos de cerámica griega. El patio comunica, al
Sur, con un departamento, mientras que por el Oeste se le adosan tres pequeñas
habitaciones. En su interior se hallaron cerámicas de barniz negro, una crátera
de figuras negras, dos copas áticas, cerámicas ibéricas decoradas, un
ungüentario, una loseta romboidal, un ponderal de bronce, cuatro fusayolas y
otros materiales. En otro departamento aparecieron abundantes escorias de hierro,
una punta de lanza, una placa de hebilla de bronce, y una vasija bigeminada,
tal vez usada para el consumo de hidromiel y vino. Otra habitación presentaba
en una de sus paredes una hornacina semicircular de piedra con columnita en el
centro, mientras que otro cuarto tenía tres elementos pétreos, uno de ellos
consistente en una piedra circular negra. En el santuario de La Escuera resulta
curioso el hallazgo, junto a ricos materiales cerámicos y metálicos, de una
vasija de plomo, así como el hecho de que un pavimento estuviese parcialmente
recubierto por una capa de plomo fundido (Gusi, 1997, 188).