El yacimiento ibérico
del Huerto de la Torre que ahora presentamos, se conoce como
consecuencia de los trabajos arqueológicos que comenzaron en enero de 2007, después que el año anterior se detectaron
vestigios arqueológicos en los trabajos de urbanización de
unos terrenos propiedad
del Ayuntamiento de Villalonga.
Una vez excavada la
zona de las silos y estructuras
de época romana y
medieval, nos centramos en el edificio ibérico.
El Huerto de la Torre
se encuentra en el término municipal de Vilallonga, muy cerca de la antigua
población de Buixerques,
en la partida del mismo nombre y frente al
recinto amurallado antes mencionado. Se trata
de una zona de terrazas situadas unos 15 metros sobre el río Serpis, junto al Gorg de la Torre, y muy
aptas para el cultivo. En la actualidad es una zona de naranjos que ha
pasado a ser urbanizable para la
ampliación del núcleo urbano.
EL EDIFICIO
El edificio consiste en una sencilla estructura, de
tendencia rectangular, de aproximadamente 7,5 m por 4,3 m, con un acceso en el muro occidental y sin compartimentación interior. Los paramentos
oeste y sur se encuentran afectados por una canalización de época medieval y dos silos. Asimismo, los otros paramentos, mejor conservados, también se encuentran afectados por varias
reembolsadas tardorromana y por el camino de acceso a la torre. El límite
occidental del edificio coincide con el de la zona excavada. De esta manera, durante la intervención arqueológica no se podía asegurar si el edificio era aislado o formaba parte de uno mayor, así como no podemos saber si en la zona no excavada existen más edificios de esta época.
La estructura en cuestión está formada por muros, de los cuales sólo conservamos la cimentación o zócalo, ya que sería visible en la parte interior, pero no en el exterior.
La estructura en cuestión está formada por muros, de los cuales sólo conservamos la cimentación o zócalo, ya que sería visible en la parte interior, pero no en el exterior.
Esta se compone de bloques de piedra irregulares, trabados
con arcilla, que forman un solo paramento en el interior rebajado. Por las
características del hundimiento, con abundancia de piedras, podemos suponer que el zócalo debía tener una altura mayor, y que el alzado sería de tierra pisada, pero no de adobes. También existe la posibilidad de que el alzado de las estructuras fuera todo de mampostería, como se observa en yacimientos contestanos del Puig y la Serreta de Alcoy, y el Pic Negre de Cocentaina .
Respecto de los adobes, son de color verde y rojo intenso, endurecidos por la acción del fuego. Ninguno de ellos nos ha dado una
forma completa y se reconocieron por su textura y coloración distinta a la del resto de tierras. Se han encontrado fragmentos de adobes junto a cenizas en el ángulo suroeste, precisamente la zona más arrasada, que parecen tener una función específica, tal vez un hogar u horno. La tierra de todo el estrato de hundimiento es arcillosa, muy plástica, de color rojo intenso y sin casi intrusiones, por lo que consideramos que el alzado de los muros podría ser de tapia o quizá de "manteado", sin revestimiento de cal.
Dentro del derribo
del edificio también encontramos partes de un gran molino y algunos elementos
realizados con hierro.
El molino es rotatorio,
está realizado con
piedra caliza fosilífera, de color blanco con vetas rojizas e intrusiones
de cuarzo rojo, y
consta de dos partes: el elemento pasivo que corresponde a la parte inferior y es de
aproximadamente 34 cm de diámetro conservado y 18 cm de
altura, con un agujero central reforzado con plomo,
y un elemento activo o muela que representa la parte superior y tiene unos
60 cm de diámetro y 14 cm
de altura, con asas perforadas, de las cuales se conserva una que tiene 6 cm de diámetro y
8 cm de altura. no se ha encontrado ningún fragmento in situ, ni
apoyo donde supuestamente debía estar fijo, tal
como se observa para este tipo de molino en el
Puntal dels Llops, en Olocau.
El molino rotatorio,
atendiendo a su tamaño, necesitaba dos personas para
su funcionamiento, y representa
una acción de transformación agrícola que sobrepasa las necesidades de una familia. También se han
encontrado fíbulas de hierro y algunas llaves.
En cuanto a la cronología
que podemos obtener además de las cerámicas, observamos que las fíbulas de La
Tène I aparecen en los poblados contestanos
a partir de finales del siglo III a C, y sustituyen
a las fíbulas anulares hispánicas, y es
muy frecuente en contextos de inicios del siglo II
a C.
A la hora de interpretar
la estructura, lo primero que debemos de observar es la
técnica constructiva, donde faltan
los paramentos sólidos, el pavimento y una compartimentación interna.
Esto nos hace suponer que el hábitat no debió ser permanente, ya que las construcciones ibéricas son más consistentes en los poblados excavados. Esta estacionalidad también se refleja en los objetos de su interior, dado su carácter heterogéneo, ya que encontramos material tanto de uso doméstico, como de almacenamiento, industrial y de transporte y, por tanto, no puede tratarse de un edificio industrial ni tampoco de una simple residencia.
Tanto por la fragilidad de la estructura, como por la diversidad de materiales, suponemos que nos encontramos ante una construcción de uso temporal, lo que suele llamarse una cabaña.
Esta cabaña debió alojar un grupo familiar durante la temporada en que se realizan tareas agrícolas, como la siega, la molienda y, incluso, la distribución de excedentes.
Esto nos hace suponer que el hábitat no debió ser permanente, ya que las construcciones ibéricas son más consistentes en los poblados excavados. Esta estacionalidad también se refleja en los objetos de su interior, dado su carácter heterogéneo, ya que encontramos material tanto de uso doméstico, como de almacenamiento, industrial y de transporte y, por tanto, no puede tratarse de un edificio industrial ni tampoco de una simple residencia.
Tanto por la fragilidad de la estructura, como por la diversidad de materiales, suponemos que nos encontramos ante una construcción de uso temporal, lo que suele llamarse una cabaña.
Esta cabaña debió alojar un grupo familiar durante la temporada en que se realizan tareas agrícolas, como la siega, la molienda y, incluso, la distribución de excedentes.
Toda la cerámica documentada en la capa de derribo de el edificio que presentamos es de técnica ibérica.
las únicas importaciones, de origen itálico, se encuentran
en los niveles superficiales,
aunque seguramente vinculados al único nivel ibérico, y son escasos
los fragmentos de
ánfora y de
cerámica campaniana A.
El conjunto recuperado
entre el derribo del
edificio presenta unas características bastante homogéneas: excepto algunas veces, se
trata de pastas similares,
de tonalidades anaranjadas con intrusiones
pequeñas y algunos
puntos de cuarzo y de cal, que
suelen provocar vacuolas. El
material aparece muy fragmentado y
la tierra del yacimiento, por sus características y las constantes
acumulaciones de agua,
ha disminuido la calidad de la pátina y la decoración, que es siempre de color rojo vinoso y
casi no se distingue. Sólo una pieza presenta características claramente distintas a las citadas:
un pequeño calado, de pasta totalmente
diferente, y que conserva casi toda la
decoración. Respecto a las cerámicas
de cocina (Grupo B), los fragmentos recuperados son
todos parecidos, alisado en el exterior, con una pasta con abundante desengrasante blanco, y con
un repertorio limitado a ollas y tapa.
Cerámica de transporte y almacenamiento
Cerámica de transporte y almacenamiento
ANFORAS
Las ánforas ibéricas pueden utilizarse
tanto para el almacenamiento
como para el transporte tratándose de un recipiente multifuncional.
como para el transporte tratándose de un recipiente multifuncional.
Los individuos
identificados, tres de ellos presentan características técnicas y morfológicas
similares.
Son de pasta anaranjada y es difícil
saber si se trata del tipo I-6
de Ribera (1982), característico del área edetana.
Se trata de ejemplares de cuerpo
de tendencia cilíndrica, con líneas incisas,
por la presión de cuerdas, a la altura del hombro, que es redondeado, donde se
colocan las asas.
El labio tiene un engrosamiento achatado en
el interior, un poco elevado en
el exterior, y un diámetro
de boca que oscila entre los 15 y los
18 cm. De esta forma encontramos abundantes paralelos, aunque parecen ser una
producción local.
Aquí podemos encontrar tinajas,
tinajillas, lebes, olpes, calathos, vajillas de mesa, platos que pueden
relacionarse con la cerámica campaniense, orzas, bols, una botellita, una
copita. Cabe destacar la ausencia de oinochoes.
La cerámica del edificio
ibérico nos aporta una cronología cercana al último tercio del siglo II
a C. Debido a la
ausencia de importaciones, nos tenemos que basar en
las imitaciones de las cerámicas itálicas y en los calados,
que son considerados un fósil director. El
resto de cerámicas ibéricas
nos remiten producciones características del final del Ibérico Pleno,
tanto del área edetana como
contestana.
Respecto a la vajilla
que imita las producciones itálicas, tenemos varios ejemplares que nos ofrecen una datación genérica de la segunda mitad del siglo II
a C, con algunas puntualizaciones. También tenemos imitaciones de cerámica
campaniense, que ofrece una datación
un poco posterior,
a partir de la mitad del siglo II a C.
Y finalmente, los cubiletes
que encontramos son producciones de técnica ibérica influidas por las primeras cerámicas
de "paredes finas"
romanas que llegan a la península junto con la vajilla de barniz negro y
las ánforas, que
podemos datar también a partir de la segunda mitad del siglo II a C.
La mayoría de los tipos documentados son
tradiciones del Ibérico Pleno, y
los encontramos en los yacimientos de esta fase que desaparecen a
principios del siglo II a C, pero también
destaca la ausencia de algunas formas muy utilizadas
en yacimientos del siglo III a C,
como son las
tinajas y tinajillas
con hombro, los jarrones de
boca trilobulada o los platos
de labio colgante recto que imitan la forma Lamb. 23.
Sólo algunas piezas nos ofrecen una
datación más concreta, como es el caso del
Olpe núm. 1,
que aparece en los niveles de destrucción de la Seña (c. 150 aC), del poblado.
Después del estudio, tanto de las
estructuras como los
materiales de su interior, podemos afirmar que
este yacimiento es un edificio aislado,
datado en el último tercio del siglo II
aC, y con una función claramente
agrícola y estacional, ya que no dispone de estructuras
excesivamente sólidas ni compartimentación para distintos ámbitos
domésticos, y se
encuentra en una zona poco protegida y alejada de los núcleos principales
de población.
Se trataría de una forma de explotación de los recursos, tal como hasta nuestros días han existido las casetas de campo, de modo que las tareas agrícolas se combinarían con la residencia para proteger la producción y para evitar el desplazamiento diario al poblado de origen. De este modo, su interpretación hay que hacerla con relación al poblamiento comarcal con el que se vincula necesariamente.
Se trataría de una forma de explotación de los recursos, tal como hasta nuestros días han existido las casetas de campo, de modo que las tareas agrícolas se combinarían con la residencia para proteger la producción y para evitar el desplazamiento diario al poblado de origen. De este modo, su interpretación hay que hacerla con relación al poblamiento comarcal con el que se vincula necesariamente.
La
excavación de este fondo de
cabaña en terreno llano, adscrito al Ibérico Final,
implica un mejor conocimiento
a la hora de valorar el sistema de poblamiento del mundo ibérico en las tierras del
sur de la actual provincia de
Valencia, en la comarca de la Safor. Esta zona se sitúa en la parte norte
de la Contestania, con abundantes puntos
en común respecto a la zona central en cuanto a cultura material (Grado, 2002).
En un reciente estado de la cuestión del poblamiento
ibérico en la Safor (Grado, 2000), sólo se
documentan dos yacimientos situados en el plan y de
cronología similar: Ador y el Camino del Plan
de Oliva.
Del yacimiento de Ador no se dispone de mucha información, pero
la proximidad en el Huerto de la Torre lo hace interesante en cuanto a que también es un yacimiento ibérico en plano y con una categoría de "caserío" y misma datación, del Camino del Plan, consideramos que no se puede conocer la extensión, que el autor supone mayor que un caserío, y respecto a la cronología, su registro cerámico es muy similar al del Huerto de la Torre, lo que refleja su contemporaneidad.
Del yacimiento de Ador no se dispone de mucha información, pero
la proximidad en el Huerto de la Torre lo hace interesante en cuanto a que también es un yacimiento ibérico en plano y con una categoría de "caserío" y misma datación, del Camino del Plan, consideramos que no se puede conocer la extensión, que el autor supone mayor que un caserío, y respecto a la cronología, su registro cerámico es muy similar al del Huerto de la Torre, lo que refleja su contemporaneidad.
A la hora de valorar la
categoría del asiento dentro la organización territorial observada en la Contestania, primero debemos considerar la funcionalidad y su carácter temporal, así como su
extensión, menor de
media hectárea, lo que supondría lo Grado
llama "Caserío".
Este es un tipo de instalación
que depende de un núcleo mayor de población, tanto para la defensa y
administración, como para la
vivienda durante el resto del año.
El Huerto de la Torre,
también depende, directa
o indirectamente, de un oppidum,
que no estamos en condiciones de reconocer. Algunos de los yacimientos ibéricos más
sugerentes para ejercer
esta categoría por proximidad
son el Rabat (Rafelcofer),
el Castillo de Palma (Palma de Gandía) y
el Castillo de Villalonga. De estos dos últimos yacimientos
no se ha realizado ningún estudio ni intervención, y la del Rabat está
muy centrada en el momento Sertoes, aunque también se identificó una fase de
finales del siglo III a inicios
del II a C
(Aparicio y el, 1983).
La única finalidad del asentamiento del Huerto de la Torre está relacionada con la explotación agrícola de su entorno.
La presencia del molino rotatorio confirma la importancia de una agricultura cerealística, para el consumo propio del grupo familiar familiar que la explotaría, pero también para la distribución de excedentes, ya que se trata de un molino con capacidad para transformar mucho más grano de lo que cualquier familia necesita, y más si atendemos las reducidas dimensiones del edificio. dentro de esta vinculación del edificio con el cereal, aparte del molino, el podal también implica una función relacionada con las tareas agrícolas. Finalmente, también nos informa de la funcionalidad agrícola su emplazamiento.
La presencia del molino rotatorio confirma la importancia de una agricultura cerealística, para el consumo propio del grupo familiar familiar que la explotaría, pero también para la distribución de excedentes, ya que se trata de un molino con capacidad para transformar mucho más grano de lo que cualquier familia necesita, y más si atendemos las reducidas dimensiones del edificio. dentro de esta vinculación del edificio con el cereal, aparte del molino, el podal también implica una función relacionada con las tareas agrícolas. Finalmente, también nos informa de la funcionalidad agrícola su emplazamiento.
El tipo de suelo donde se ubica el yacimiento es de capacidad elevada
y se encuentra en escasos 50 metros de
otros suelos de
una capacidad muy superior
para la presencia de las generosas aportaciones
del río Serpis.
Por otra parte, el
comercio no representa una
actividad importante en el yacimiento, fuera de la producción de los excedentes destinados al
asentamiento de origen que se
debía encargar de su redistribución. Tampoco hay evidencias de ninguna otra actividad económica,
dado el carácter específico del edificiodentro de la economía ibérica.