Época: Ibérico antiguo
y pleno (IV-III ane). Edad del Bronce, Romano, visigodo, islámico.
Localización. Está
situado en una elevación junto a la Serra Grossa y a la Albufereta de Alicante,
frente al Tossal de Manises. Extensión, unas 3 Ha.
Historia de los descubrimientos.
Ya en los años 30 Figueras Pacheco había recogido materiales en la zona,
principalmente cerámicas ibéricas y romanas, y algunos restos de muros. G
Vidal, en 1944, ya lo describió como poblado ibérico, claramente diferente al
situado en el Tossal. En esa época aparecieron sepulturas y objetos
interpretados como cartagineses. En 1973, E. LLobregat hace referencia al Cerro
de las Balsas, recogiendo fragmentos cerámicos con cronología desde el IV ane
hasta periodo romano,. Las cerámica ibéricas muestran decoración geométrica,
identificándose además campaniense, y griega de figuras rojas, fragmentos de
ánforas de tradición fenicia. El yacimiento se ve amenazado por un Plan de
Ordenación Urbana, lo que obliga a los Servicios Arqueológicos de la Unidad de
Conservación del Patrimonio Histórico-Artístico Municipal (COPHIAM) a evaluar
los restos arqueológicos. Entre 1990 y 1991 se realizan sondeos manuales,
mecánicos y electromagnéticos, que confirman la presencia de un asentamiento
amurallado de época ibérica, junto a restos de la edad del Bronce, romanos y
tardorromanos. 
De las excavaciones se deducen dos fases de ocupación en época ibérica, una del VI-V ane y otra del IV-III ane. Las técnicas de construcción son las habituales en el mundo ibérico con muros de mampostería y adobes. En los restos de muralla no se han identificado restos de bastiones o torres. Las habitaciones osn rectangulares. Los techos de las viviendas sería de cañizo enlucido sobre postes, de los que se han identificado piedras planas que podrían servir de apoyo.

De las excavaciones se deducen dos fases de ocupación en época ibérica, una del VI-V ane y otra del IV-III ane. Las técnicas de construcción son las habituales en el mundo ibérico con muros de mampostería y adobes. En los restos de muralla no se han identificado restos de bastiones o torres. Las habitaciones osn rectangulares. Los techos de las viviendas sería de cañizo enlucido sobre postes, de los que se han identificado piedras planas que podrían servir de apoyo.
Materiales Entre los materiales recuperados destacan los fragmentos de cerámica ibérica
decorada con los motivos geométricos habituales (bandas horizontales,
circunferencias concéntricas, semicircunferencias, sectores, líneas onduladas,
costillares verticales y horizontales tipo tejadillo, pequeños trazos…). No se
ha identificado decoración impresa. En relación con las formas, se han
identificado las formas características, presentes en otros yacimientos
contestanos, sistematizadas por Nordström, como platos, páteras, escudillas,
cuencos, caliciformes, grandes tinajas, lebetes, cráteras, jarras tipo oinocoe,
urnas de orejeras, ánforas…). La cerámica de importación representa un 2%, y
está representada por cerámica griega de figuras rojas, algún fragmento de
figuras negras, cerámica de barniz negro ático. También se identifica cerámica
de cocina. Además de cerámica se han identificado seis figuritas de terracota
fragmentadas (cuerpo de caballo, cabeza de caballo, pie de niño…), una máscara,
perlas y un colgante-máscara masculino en pasta de vidrio de 1,8 cm de origen
fenicio-púnico (datado entre el VII y el V ane), un colgante-máscara demoníaca
de 1,5 cm, y una fíbula anular hispánica (V-IV ane). Recientemente ha sido motivo
de una exposición en el MARQ (2008) una figura de terracota que reproduce un
barco de época ibérica. Entre los descubrimientos anteriores a las excavaciones
destaca un fragmento de escultura (al parecer en una colección particular del
dueño de la finca) que corresponde al cuarto trasero de un animal tal vez un
toro o un león, del IV o III ane. 
Uno de los hallazgos más relevantes es el plomo ibérico del Cerro de las Balsas. El plomo fue descubierto casualmente por Christian Le Goff López mientras paseaba a su perro, tras unas fuertes lluvias. El descubridor se puso en contacto con el Técnico Conservador del COPHIAM, lo que permitió la recuperación del hallazgo. Un calco del mismo fue enviada a dos de los mayores especialistas en epigrafía y lengua ibérica, Domingo Fletcher y a J Utermann, que no pudieron, desgraciadamente terminar su estudio. J. Elay fue encargado de continuar su estudio. Inicialmente, las características de algunos signos hicieron dudar de su autenticidad.
La inscripción está grabada sobre una lámina
de plomo elíptica de 6,1x 5,5 x 0,2-0,15 cm. Tiene un saliente perforado con
dos agujeros. Incluye un total de 160 signos mas 4 numéricos, en dos caras.
Está bien escrito, se lee de izquierda a derecha y está completo.

Uno de los hallazgos más relevantes es el plomo ibérico del Cerro de las Balsas. El plomo fue descubierto casualmente por Christian Le Goff López mientras paseaba a su perro, tras unas fuertes lluvias. El descubridor se puso en contacto con el Técnico Conservador del COPHIAM, lo que permitió la recuperación del hallazgo. Un calco del mismo fue enviada a dos de los mayores especialistas en epigrafía y lengua ibérica, Domingo Fletcher y a J Utermann, que no pudieron, desgraciadamente terminar su estudio. J. Elay fue encargado de continuar su estudio. Inicialmente, las características de algunos signos hicieron dudar de su autenticidad.