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jueves, 24 de noviembre de 2011

EL MONASTIL

A finales del siglo Y dC las crisis del imperio romano afectaron en la zona, con lo repliego por un lado de la población de nuevo a la zona montañosa. Paralelamente, las villae romanas del valle se expanden acogiendo a diferentes familias. La actividad comercial decayó en beneficio de cierto nivel de autarquía


A finales del siglo Y dC las crisis del imperio romano afectaron en la zona, con lo repliego por un lado de la población de nuevo a la zona montañosa. Paralelamente, las villae romanas del valle se expanden acogiendo a diferentes familias. La actividad comercial decayó en beneficio de cierto nivel de autarquía

Las tierras que hoy componen el actual término municipal de  Elda y Petrer tuvieron una presencia humana ya importante en la prehistoria, al menos desde la Edad del Bronce, pero fue todavía mayor cuando sus gentes deciden ocupar las colinas y sierras más cercanas a las llanuras que lindan con el río Vinalopó, en la época de la cultura ibérica, de modo que hacia el siglo IV antes de la Era existía ocupación humana de diversa índole en torno al cerro del Chorrillo, donde antaño se halló la escultura de un toro ibérico, en Caprala y en la Sierra del Caballo, núcleos indígenas vinculados claramente con el poblado ibérico principal del interior del Vinalopó, el denominado El Monastil (1), que posteriormente, con la romanización, pasaría a ser la civitas o población hispanorromana cabeza de la organización de la vida humana de gran parte del Alto y Medio Vinalopó (2), y fundamental para la formación en Petrer de importantes zonas habitadas y explotadas por los romanos, y los íberos romanizados o en vías de adecuarse a la vida de tipo provincial romano. Nadie ha de pensar que estas tierras fueron invadidas por Roma, sino que después de tomar su ejército Carthago Nova (Cartagena), en el año 209 a. E., plaza fuerte cartaginesa que se oponía a los intereses romanos en la Península, y después de fundar una colonia inmune en Illici (Alcudia de Elche), a finales de época cesariana , los romanos se plantearían organizar las tierras del Vinalopó para su control y explotación, apoyándose allí en una población satélite de Illici, que era la de Ello (El Monastil, Elda), desde donde centralizar la administración de ese territorio.
Desde ese momento los indígenas entrarían en contacto diario y constante con la cultura romana, a la que irían adaptándose consciente o inconscientemente, y al parecer sin darse enfrentamientos armados. Durante este lento proceso de aculturación las tierras de Petrer se reestructuraron profundamente, e incluso otras se ocuparían por vez primera; todo esto respondía al interés romano por aprovechar más y mejor los terrenos para su explotación agraria y ganadera. También esta reordenación respondía a la estrategia de ubicar a los habitantes indígenas en zonas más llanas o bajas, de fácil control administrativo, y que se eliminase el temor de tener elementos incontrolados a las espaldas de los nuevos asentamientos.
El poblado iberoromano del Monastil se encontraba situado al norte de Elda, en la comarca del Vinalopó Mitjà, en la sierra conocida conocida como El Monastil, ocupando la cresta y derramando sur de la misma.
Su origen se remonta en el siglo V aC, y se constituyó como una de las poblaciones contestanes del levante español. Con anterioridad, en la Edad del Bronce, ya habían existido asentamientos humanos en la misma zona.
Las características geográficas le situaban al abrigo de los climas rigurosos, próximo al río Vinalopó y en una zona, entonces, de bosque mediterráneo y recursos hídricos suficientes, abundando en caza menor. La sierra tiene un defensa fácil por su cara norte, al ser escarpada.
La disposición de las viviendas ocupaba el vertiente sur y la cresta, protegidas por una muralla hacia el norte, con unas dimensiones entre 7 y 28 metros cuadrados cada una, alineadas y que tuvieran que tener una población estable de entre 150 y 200 individuos, que se fueron incrementando conforme se extendió a la llanura que se aproxima a la ribera del río.
La economía era de base agrícola, con el cultivo de trigo , cebada, viña y hortalizas y la explotación de los recursos forestales y la caza. La zona mantuvo una alta producción, los excedentes de la cual sirvieron para el comercio. Al contrario que en otras zonas contestanes, la actividad metalúrgica fue casi inexistente; por el contrario, la textil siempre fue abundante, igual que la cerámica , con la singularidad de una producción muy elevada de tipo simbólico y con características propias no encontradas en otros lugares que llevaron a la arqueóloga Solveig Nordströn a determinar la existencia de El Maestro del Monastil, un terrisser que introdujo un estilo propio al incluir en las cerámicas dibujos de piezas de caza menor.
El comercio fue abundante con el resto de poblaciones iberes, pero también se han encontrado restos que explican un importante intercambio con poblaciones del mediterráneo como griegas, fenicias, cartaginesas y romanas .
En el periodo de romanización, el poblado quedó dentro de la zona de Cartago Nueva, constando la ciudad ibero-romana con el nombre de Elo. Las fáciles comunicaciones a través de la Vía Augusta y desde el Vinalopó con Illici (el actual Elche) y el correspondiente acceso a Lucentum (actual Alicante) y a la rica zona del Tozal de Manises, facilitaron la permanencia del poblado en el interior de la actual provincia de Alicante. Se conoce su esplendor en el siglo Y dC, con distintas villas romanas en su zona de influencia y otros asentamientos menores en el valle de Elda. La actividad económica se fortaleció en dos terrenos: la producción cerámica, con intercambios datados en el actual Italia, Francia y norte de África , y el esparto, que permitió un amplio desarrollo de la cestería.

La población sufrió, a partir de este momento, sucesivos periodos de expansión y contracción, según la situación política. Despacio el valle de Elda se fue ocupando, se extendió la roturació de la tierra y proliferaron las villae. El poblado de Elo permaneció, pero no siempre fue centro desde el cual irradiara la actividad del conjunto de la zona. 


A finales del siglo Y dC las crisis del imperio romano afectaron en la zona, con lo repliego por un lado de la población de nuevo a la zona montañosa. Paralelamente, las villae romanas del valle se expanden acogiendo a diferentes familias. La actividad comercial decayó en beneficio de ciertonivel de autarquía.