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domingo, 27 de noviembre de 2011

LA BASTIDA DE LES ALCUSES





El poblado íbero de La Bastida de les Alcusses es un asentamiento del siglo IV a. C. ubicado en el extremo suroeste de la Serra Grossa. Está situado en el término de Mogente (provincia de Valencia, España), en la cumbre de un cerro alargado y aislado, a 741 m sobre el nivel del mar. Se accede por la carretera CV-652 Mogente-Fontanares, con acceso señalizado en el km 10,5. Se puede subir en vehículo hasta el aparcamiento del poblado.

 

El yacimiento, situado sobre una loma, ocupa una extensión de 650 m de longitud y unos 150 m de anchura. Está a más de 720 m sobre el nivel del mar, y a unos 200 m por encima de las tierras circundantes del Pla de les Alcusses, que es una pequeña meseta elevada por la que se accede y de la cual recibe el nombre. Está considerado como uno de los principales poblados ibéricos de la Contestanía.

 La Bastida ocupa una de las cumbres alargadas del sistema montañoso de Serra Grossa,a 741m de altitud,limitando al norte con el Plá de les Alcusses y al sur con la Vall de lÁlforí de Fontanars. Aquí se cruzan dos vías de gran importancia histórica: el camino que pone en comunicación la costa con la meseta y la alta Andalucía, conocido en época romana como Vía Augusta y el curso del río Vinalopó, que se dirige hacia Alicante. Esta situación privilegiada confiere a la Bastida una ventaja defensiva y también la convierte en un centro económico donde materias primas y productos manufacturados indígenas se intercambiaban por objetos de prestigio importados, como las cerámicas griegas.



Urbanismo:

La ciudad ocupaba una extensión de 4´5 hectáreas, protegida por una muralla sinuosa  que se adapta al terreno, con un zócalo  o base de piedra de 4 m. de ancho (conservado y consolidado) y 2´5 de alto, sobre el cual se alzaba un muro de adobes hasta los 6-8 m de altura original que en su exterior estaba revestido de una capa de 
 barro y rematado por almenas.

El acceso, por la puerta principal(puerta oeste), estaba flanqueado por dos torres cuadrangulares de carácter defensivo. Se conoce la existencia de otras torres, hoy desaparecidas, en las tres restantes puertas de la muralla.


La Bastida muestra un urbanismo complejo, con casas agrupadas en manzanas y dispuestas a un lado y a otro de la calle central que recorre todo el poblado. De esta calle principal arrancan las calles secundarias perpendiculares así como las plazas, una de ellas con una gran cisterna.Un camino de ronda recorre todo el perímetro amurallado. Las viviendas de la Bastida  se adaptan al terreno, por lo cual algunas presentan niveles escalonados y puertas colocadas en los lugares más accesibles; son de una sola planta, distribuida  en varias habitaciones y con una superficie entre 80 y 150 m. cuadrados. Predomina el modelo de habitación principal en donde se encuentra el hogar, centro de la vida doméstica, y estancias secundarias que se destinan a almacenes, áreas de trabajo o establos.

El tipo de construcción utilizaba materiales del terreno: piedra , tierra y madera. Los muros tenían una base o zócalo que hacía de cimiento y sobre él las paredes de ladrillos de barro fabricado con tierra moldeada y secada al sol que solía revestirse de tierra y de cal para evitar su disolución por lluvia y colorearse de tonos azulados, rojizos o negros; en el muro se practicaban pequeñas aberturas que permitían el paso de la luz y la ventilación . El suelo interior era de tierra apisonada y el techo plano, formado por un entramado de vigas y trocos con entramado vegetal compactado con excrementos de pájaros que protegían la entrada de agua.


La vida en el poblado:

La fuente de riqueza principal era la agricultura, complementada por la ganadería.
Conocían el arado tirado por bueyes y una gran variedad de herramientas agrícolas, algunas de asombroso parecido con las actuales; el secano(cereales como el trigo, viñedos y olivos) junto al poblado y legumbres o frutales, junto a los cursos de agua.
El ganado, cabras y ovejas, para obtener carne, leche y pieles; cerdos, bueyes para la agricultura y caballos para montar (signo de distinción) así como la caza. 



Relacionada  con las tareas de preparación de los alimentos: moler el cereal y comprendía una gran variedad de formas, como ánforas y tinajas para almacenar alimentos, vajilla de fina mesa y ollas más bastas para cocinar. También es frecuente la presencia de vasos griegos, verdaderas piezas de lujo que son un claro exponente del  comercio con otros pueblos



   

.La actividad textil se manifiesta en los diversos restos hallados: piezas de cerámica asociadas a los husos para hilar. Las agujas de hierro y los restos de esparto carbonizado muestran el aprovechamiento de las fibras vegetales para la fabricación de esteras, capazos, albardas o alpargatas.
También es importante el trabajo de los metales: los iberos fabricaban en hierro toda clase de herramientas del campo y  armas; el bronce en objetos de uso personal con carácter ornamental o práctico; la plata y el oro para la joyería fina  y el plomo, de cuyo uso nos ha quedado el ejemplo de las láminas de plomo escritas en alfabeto ibérico meridional: suelen ser planchas muy finas que se guardan enrolladas, escritas por ambas caras cuyo significado se desconoce y de la que es ejemplo la que reproducimos .(Parece que presenta una lista de nombres, seguida de una representación de números rallados que ha sido interpretada como un documento comercial de cuentas canceladas).
Existen también en plomo objetos  de comercio como pesas de balanza  que testimonian una intensa actividad comercial del poblado.
 El entorno actual del yacimiento es un espacio forestal, con bosque de pino y matorral mediterráneo bajo. Y aunque el cultivo actual de frutales y cereales en el llano ha transformado muchas parcelas, aún se puede apreciar un paisaje marcado, fundamentalmente, por el ritmo tradicional de las labores agrícolas al no existir un fuerte impacto de construcciones modernas.



Desde 1909 se conocía la existencia del yacimiento, descubierto por Luis Tortosa, pero las primeras excavaciones arqueológicas en este yacimiento no empezaron hasta 1928, a propuesta del recién creado Servicio de Investigación Prehistórica y Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia. Debido al buen estado de conservación se consideró un buen punto de partida para iniciar las investigaciones del Museo, y entre 1928 y 1931 se realizaron cuatro campañas de excavación enormemente fructíferas. Se descubrieron 250 departamentos y se hallaron piezas muy destacadas como el conocido Guerrer de Moixent, pequeñas planchas de plomo escritas en ibérico, armas o adornos que comenzaron a dar justa fama al yacimiento. Hasta tal punto fueron destacables aquellas excavaciones y sus resultados que la prensa llegó a denominar el yacimiento como la “nueva Pompeya”. Durante aquellos cuatro años se excavó sólo una mínima parte del poblado. Desde 1990 el Museo de Prehistoria de Valencia ha retomado los trabajos en el yacimiento con un proyecto de excavaciones, puesta en valor y actividades didácticas. 
Hoy en día el yacimiento puede ser visitado y cuenta con un servicio de guías. Un importante documento es la inscripción sobre plomo, de 180 x 40 mm, con 1 mm de grosor, hallada en las excavaciones de 1928 en el departamento 48, enrollada bajo una piedra de molino. La lamina está escrita por las dos caras en escritura ibérica suroriental (también conocida como meridional) y es aparentemente un documento contable que contine fundamentalmente registros con nombres de personas asociados a cantidades, algunos de los cuales aparecen cancelados.

El sistema defensivo


Muralla y Puerta Oeste del poblado
La Bastida es un poblado de 3’5 hectáreas con una muralla de más de tres metros de anchura en las zonas más accesibles, y por tanto más vulnerables. Además hay dos torres adosadas a la muralla para mejorar la defensa. Existe otro recinto más estrecho situado en la parte más accesible del poblado, en la zona oriental, que está inacabado y que debió realizarse para reforzar el control de los accesos. Este segundo recinto define un especio de 1,5 hectáreas.
Cuatro puertas daban acceso al poblado. Hay tres puertas en el sector occidental y una en el extremo oriental. Todas ellas son construcciones cerradas por su parte superior y con bancos corridos en los laterales, posiblemente como puestos de guardia o espacios para el control de mercancías.
Estas construcciones protegían los dos batientes de madera, que estaban formados por varias tablas unidas por pletinas de hierro. La anchura de los accesos oscila entre los 150 cm de la Puerta Este y los 250 cm de las puertas Norte, Oeste y Sur. Dos de ellas, la Puerta Norte y la Sur estaban tapiadas en el momento de la destrucción del poblado. Tanto las puertas como la muralla conservan actualmente un zócalo de mampostería, pero en su día el alzado estaba hecho de adobes. Además, un adarve permitía la circulación por la muralla, las torres y las puertas.

El urbanismo y la arquitectura doméstica


Sistema urbano
La organización de las construcciones está estructurada a lo largo de una calle central que, de oeste a este, cruza todo el poblado. Otras calles perpendiculares a ésta organizan espacios laterales y espacios sin construcciones a modo de plazas.
Las casas eran de diversos tamaños (entre 70 y 150 m²) y estaban formadas por varias habitaciones y algunas tenían incluso patios. La arquitectura emplea los mismos elementos que los utilizados en la muralla y las puertas. Los muros eran de adobes –que son ladrillos hechos de barro y paja y secados al sol- sobre un zócalo o base de piedras; después todas las fachadas y los espacios interiores eran encalados y, a veces, pintados. Las casas tenían una sola planta y los techos, que eran planos con leves pendientes para facilitar el desagüe, eran también accesibles para otro tipo de actividades.
La parte central de cada casa estaba formada por el hogar, centro de reunión y símbolo de la vida en familia. En las despensas de las casas se almacenaban y conservaban los productos cultivados y, además, se realizaban todo tipo de actividades como la molienda e incluso otras tareas más específicas como el trabajo El sustento cotidiano: tareas agrícolas e intercambios


Instrumental agrícola de la Bastida de les Alcusses

Las tareas agrícolas y ganaderas eran parte fundamental para el sustento cotidiano. Los principales cultivos eran los cereales de secano -cebada, trigo y mijo- y las leguminosas –habas y guisantes- a los que se sumaba el cultivo de frutales como el olivo, la viña, el almendro y la higuera. Estos cultivos se realizaban con arados de madera reforzados con piezas de hierro que llamamos rejas, que han sido recuperado en un buen número en las casas de la Bastida. Ello permitía extraer mucho rendimiento al trabajar zonas de tierras duras o difíciles. Otras herramientas agrícolas presentes en las casas son podones, hoces, legones y arrejadas, que en conjunto ofrecen la mejor y más completa colección de aperos agrícolas de época prerromana conocidos hasta ahora en España.
La cabaña ganadera estaba formada, sobre todo, por cabras y ovejas y en menor medida, bueyes y cerdos de los que se extraía leche, lana y cuero y fuerza para el cultivo con arados y el transporte en carros. Además, no debemos olvidar, tampoco, la carne de estos animales para consumir a la que se añadía la de los animales silvestres cazados, que eran el conejo, la liebre, el ciervo, la cabra montés y el jabalí. Se han hallado, también, anzuelos lo que nos indica que la pesca en el cercano río Canyoles fue un recurso también aprovechado.
Junto a todo ello las actividades comerciales y los intercambios ocupan, también, un lugar destacado en la economía de este poblado. En la Bastida se han hallado juegos de pesas y balanzas de precisión, sin duda utilizados para transacciones y cuentas relacionadas, quizás, con el intercambio de pequeños lingotes de plata obtenidos mediante procesos de copelación de plomo argentífero.
En relación con los intercambios también sabemos que al poblado llegaban productos de varios puntos del Mediterráneo: desde el Estrecho de Gibraltar llegaban ánforas que contenían productos derivados de la pesca y salazones, y desde Atenas se transportaba vajilla de mesa -platos y copas para beber- empleados por los iberos junto a sus propias vajillas. Muchas de estas piezas eran, a veces, imitadas por los alfareros iberos como muestra de su interés por ellas.


  CERAMICA  IBERICA LA BASTIDA DE LES ALCUSES


                                   

                                       La estructura social

 

EL GUERRER DE  MOIXENT.

Los trabajos y tareas realizadas define a los grupos que habitaron la Bastida. Campesinado, comerciantes y artesanado convivían con otros grupos cuya actividad más visible es la guerra. Los guerreros más destacados debieron ser caballeros como el de la conocida figura de bronce del Guerrero de Mogente. En esta pieza un hombre desnudo es representado con los elementos específicos de la clase dominante: las armas y el caballo. En una mano empuña la espada, que se denomina falcata, y en la otra el escudo redondo, que se llama caetra, pero destaca, sobre todo, el casco con gran penacho, todo un símbolo del poder. Junto a estos guerreros hubo otros infantes armados con lanzas y escudos. Junto a los guerreros las mujeres de rango tendrían a su cargo la administración de las casas y, quizás, de las tierras. Paralelamente, una de las actividades cotidianas de las mujeres de rango es el tejido, que conocemos, sobre todo, por las fusayolas y las numerosas pesas de telares encontradas en las casas.
El guerrer, de unos 7cm. de altura, contiene una amplia información histórica sobre la cultura del poblado: El tocado de casco decorado con yelmo, así como la “falcata” o espada ibérica que sostiene en su mano derecha nos muestra la categoría militar del personaje y el uso del caballo, que monta sin silla, supone un estatus social y militar importante en un poblado donde la defensa era esencial. El caballo lleva “bocado”(se han encontrado en el yacimiento) y sus patas están serradas a la altura de la pezuña, lo cual nos hace pensar en que se trataba del adorno final de un estandarte que incrustaba en un mango de madera la figura, cuyo objetivo era dejar constancia pública del linaje familiar o personal del representado.

La destrucción del poblado y su abandono

El asentamiento tuvo una vida muy corta, pues se fundó y se destruyó en torno al 330 a. C. Así pues, el poblado sólo estuvo habitado el curso de unas tres o cuatro generaciones. Estas fechas se han obtenido gracias al completo repertorio de importaciones griegas de barniz negro que ofrecen cronologías muy precisas. Las dos puertas de entrada tapiadas, los restos de incendios, las numerosas armas, joyas y adornos personales en las calles... todo indican que se produjo un abandono rápido y forzado del lugar. La causas de su destrucción aún son dudosas y controvertidas, pero deben ser puestas en relación con las actividades y conflictos entre los propios grupos ibéricos, bien de la zona o bien de otras áreas más amplios, que incluirían la meseta castellana, la zona del Alcoià-Comptat o el valle del Vinalopó. No olvidemos que estamos en un área con muchos asentamientos ibéricos, y que es una zona con pasos naturales entre el interior y la costa y que se buscó su control y el dominio de las tierras de cultivo.


El Museu de Moixent y el poblado de la Bastida de les Alcusses son visitables todo el año. En el yacimiento hay un servicio de guías y puede ser visitado siguiendo un recorrido con paneles explicativos.
Además, se ha reconstruido a escala natural una casa utilizando las técnicas y materiales ibéricos, de modo que se puede apreciar como estaban construidas estas casas y se observan los objetos y las actividades características de las personas que allí vivieron. Además, en una visita al Museo de Prehistoria de Valencia se puede admirar una selección de los mejores objetos encontrados en la Bastida.
Entrada gratuita. Abierto de martes a domingo, de 10 a 14 h y de 16 a 18 h en invierno y de 18 a 20 h en verano.

   CERAMICA GRIEGA EN LA BASIDA DE LES ALCUSES

Se encontraron varias formas de cerámica griega de barniz negro, al igual que otros fragmentos de cerámica de figuras rojas.

  Panoplias de Guerreros


«Las panoplias —conjunto de armas y útiles— de guerreros halladas confirman a La Bastida de les Alcusses como el poblado peninsular de referencia para estudiar el periodo ibero». Así de contundentes se mostraon Helena Bonet, directora del Museu de Prehistòria de València y codirectora de la campaña de excavación y Jaime Vives, arqueólogo y codirector de la excavación en La Bastida de les Alcusses al referirse al extraordinario hallazgo.
Helena Bonet también explicó que los cinco conjuntos de armas «pertenecientes a cinco guerreros iberos de hace 2.400 años constituyen la parte más espectacular del hallazgo y permiten documentar un ritual único en la arqueología ibérica consistente en la deposición intencionada de cinco conjuntos completos de armas de hierro, ofrendas alimenticias y vasos cerámicos, todo ello quemado junto a las estructuras de madera y hierro de la puerta y sellado bajo una capa de tierra».
 
Las excavaciones arqueológicas en el poblado ibérico de la Bastida de les Alcusses de Moixent se han desarrollado, este año, en la Puerta Oeste. Esta puerta de acceso ya había sido excavada en 1998; no obstante, surgieron algunas evidencias que apuntaban a la existencia de una entrada más antigua en este mismo punto. Estos indicios motivaron la excavación de la Puerta Oeste durante este año.
Ritual 
 
Los conjuntos de armas hallados constituyen la parte más espectacular de este ritual. Se han encontrado cinco falcatas, que son espadas cortas de un solo filo punzante, asociadas a varias manillas de escudos, lanzas y soliferrea. Es decir, son lanzas similares a las jabalinas hechas totalmente de hierro. Se trata, pues, de un conjunto de armamento propio de la primera mitad del siglo IV a.C. y que debemos asociar a las elites guerreras de la sociedad ibérica. Estas armas no son restos de una batalla acaecida en la puerta sino de depósitos rituales. De hecho, todas las falcatas y las jabalinas están dobladas o rotas intencionalmente, lo que indica que fueron inutilizadas con un sentido ritual, y depositadas junto a los escudos y otras ofrendas alimenticias. Este hecho es frecuente en las tumbas, donde las armas se inutilizan para acompañar al difunto al Más Allá, como objetos personales e intransferibles.
Hallazgo extraordinario
 
«Lo que hace único el hallazgo de la Bastida de les Alcusses es que este ritual se ha documentado en un poblado, y en concreto en la entrada principal, y en el que se ha llevado a cabo deposiciones votivas siguiendo las normas de los rituales funerarios aunque no son tumbas», destacó Bonet.
Durante la intervención, Jaime Vives ha comentado que «una interpretación preliminar a estos hallazgos apuntaría al hecho de que se trata de cenotafios, o monumentos para guardar la memoria de personajes identificados por sus armas o recordar algún hecho en un espacio público importante como es la puerta principal del poblado: la Puerta Oeste».
Las excavaciones han permitido recuperar más de 60 objetos de hierro en este pequeño espacio de la entrada oeste, entre armas y pletinas y clavos pertenecientes a los batientes de la puerta. Una concentración inusual que se explica en relación al hecho ritual del conjunto depositado.
Asimismo, se han documentado 45 troncos, vigas y tablones de la estructura de las puertas, quemadas también con un sentido ritual junto a estos conjuntos de armas, así como conjuntos de cereales y aceitunas carbonizados que se depositaron también como ofrendas votivas.
Durante los próximos meses se acometerá el estudio tipológico y funcional de los vasos cerámicos y se llevarán a cabo analíticas de las armas. Además se estudiarán los restos carbonizados de maderas, semillas y frutos, así como la fauna hallada, para la completa reconstrucción de este excepcional ritual.
Junto a la restauración de todo el conjunto, se procederá al inventario y catalogación de los restos que ya han pasado a formar parte de las colecciones del Museu de Prehistòria de la Diputació de València. El plazo estimado para que estas piezas únicas puedan ser expuestas al público es, como mínimo, de un año.
No obstante, el Museo de Prehistoria de Valencia ha empezado a exhibir, en las salas dedicadas a la cultura ibera, una selección de los mejores objetos encontrados en la Bastida y una excelente colección de instrumentos artesanales y herramientas agrícolas de hierro
VAJILLA DE LA BASTIDA