El poblado íbero de La Bastida de les Alcusses es un asentamiento del siglo IV a. C. ubicado en el extremo suroeste de la Serra Grossa. Está situado en el término de Mogente (provincia de Valencia, España), en la cumbre de un cerro alargado y aislado, a 741 m sobre el nivel del mar. Se accede por la carretera CV-652 Mogente-Fontanares, con acceso señalizado en el km 10,5. Se puede subir en vehículo hasta el aparcamiento del poblado.
La Bastida ocupa una de las cumbres
alargadas del sistema montañoso de Serra Grossa,a 741m de altitud,limitando al
norte con el Plá de les Alcusses y al sur con la Vall de lÁlforí de Fontanars.
Aquí se cruzan dos vías de gran importancia histórica: el camino que pone en
comunicación la costa con la meseta y la alta Andalucía, conocido en época
romana como Vía Augusta y el curso del río Vinalopó, que se dirige hacia
Alicante. Esta situación privilegiada confiere a la Bastida una ventaja
defensiva y también la convierte en un centro económico donde materias primas y
productos manufacturados indígenas se intercambiaban por objetos de prestigio
importados, como las cerámicas griegas.
Urbanismo:
La ciudad ocupaba una extensión
de 4´5 hectáreas, protegida por una muralla sinuosa que se adapta al terreno, con un zócalo o base de piedra de 4 m. de ancho (conservado y consolidado) y
2´5 de alto, sobre el cual se alzaba un muro de adobes hasta los 6-8 m de
altura original que en su exterior estaba revestido de una capa de
barro y
rematado por almenas.
El acceso, por la puerta
principal(puerta oeste), estaba flanqueado por dos torres cuadrangulares de
carácter defensivo. Se conoce la existencia de otras torres, hoy desaparecidas,
en las tres restantes puertas de la muralla.
La Bastida muestra un urbanismo complejo, con casas agrupadas en manzanas y
dispuestas a un lado y a otro de la calle central que recorre todo el poblado.
De esta calle principal arrancan las calles secundarias perpendiculares así
como las plazas, una de ellas con una gran cisterna.Un camino de ronda recorre
todo el perímetro amurallado. Las viviendas de la Bastida se adaptan al terreno, por lo cual algunas
presentan niveles escalonados y puertas colocadas en los lugares más
accesibles; son de una sola planta, distribuida en varias habitaciones y con una superficie entre 80 y 150 m.
cuadrados. Predomina el modelo de habitación principal en donde se encuentra el
hogar, centro de la vida doméstica, y estancias secundarias que se destinan a
almacenes, áreas de trabajo o establos.
El tipo
de construcción utilizaba materiales del terreno: piedra , tierra y madera. Los
muros tenían una base o zócalo que hacía de cimiento y sobre él las paredes de
ladrillos de barro fabricado con tierra moldeada y secada al sol que solía
revestirse de tierra y de cal para evitar su disolución por lluvia y colorearse
de tonos azulados, rojizos o negros; en el muro se practicaban pequeñas
aberturas que permitían el paso de la luz y la ventilación . El suelo interior
era de tierra apisonada y el techo plano, formado por un entramado de vigas y
trocos con entramado vegetal compactado con excrementos de pájaros que
protegían la entrada de agua.
La vida en el poblado:
La
fuente de riqueza principal era la agricultura, complementada por la ganadería.
Conocían
el arado tirado por bueyes y una gran variedad de herramientas agrícolas,
algunas de asombroso parecido con las actuales; el secano(cereales como el
trigo, viñedos y olivos) junto al poblado y legumbres o frutales, junto a los
cursos de agua.
El
ganado, cabras y ovejas, para obtener carne, leche y pieles; cerdos, bueyes
para la agricultura y caballos para montar (signo de distinción) así como la
caza.
Relacionada con las tareas de preparación de los
alimentos: moler el cereal y comprendía una gran variedad de formas, como
ánforas y tinajas para almacenar alimentos, vajilla de fina mesa y ollas más
bastas para cocinar. También es frecuente la presencia de vasos griegos,
verdaderas piezas de lujo que son un claro exponente del comercio con otros pueblos
.La
actividad textil se manifiesta en los diversos restos hallados: piezas de
cerámica asociadas a los husos para hilar. Las agujas de hierro y los restos de
esparto carbonizado muestran el aprovechamiento de las fibras vegetales para la
fabricación de esteras, capazos, albardas o alpargatas.
También es importante el trabajo de los metales: los iberos
fabricaban en hierro toda clase de herramientas del campo y armas; el bronce en objetos de uso personal
con carácter ornamental o práctico; la plata y el oro para la joyería fina y el plomo, de cuyo uso nos ha quedado el
ejemplo de las láminas de plomo escritas en alfabeto ibérico meridional: suelen
ser planchas muy finas que se guardan enrolladas, escritas por ambas caras cuyo
significado se desconoce y de la que es ejemplo la que reproducimos .(Parece
que presenta una lista de nombres, seguida de una representación de números rallados
que ha sido interpretada como un documento comercial de cuentas canceladas).
Existen también en plomo objetos de comercio como pesas de balanza
que testimonian una intensa actividad comercial del poblado.
El entorno actual del yacimiento es un espacio forestal, con bosque
de pino y matorral mediterráneo bajo. Y aunque el cultivo actual de
frutales y cereales en el llano ha transformado muchas parcelas, aún se
puede apreciar un paisaje marcado, fundamentalmente, por el ritmo
tradicional de las labores agrícolas al no existir un fuerte impacto de
construcciones modernas.
Desde 1909 se conocía la existencia del yacimiento, descubierto por
Luis Tortosa, pero las primeras excavaciones arqueológicas en este
yacimiento no empezaron hasta 1928, a propuesta del recién creado
Servicio de Investigación Prehistórica y Museo de Prehistoria de la
Diputación de Valencia. Debido al buen estado de conservación se
consideró un buen punto de partida para iniciar las investigaciones del
Museo, y entre 1928 y 1931 se realizaron cuatro campañas de excavación
enormemente fructíferas. Se descubrieron 250 departamentos y se hallaron
piezas muy destacadas como el conocido Guerrer de Moixent, pequeñas
planchas de plomo escritas en ibérico, armas o adornos que comenzaron a
dar justa fama al yacimiento. Hasta tal punto fueron destacables
aquellas excavaciones y sus resultados que la prensa llegó a denominar el yacimiento como la “nueva Pompeya”. Durante aquellos cuatro años se
excavó sólo una mínima parte del poblado. Desde 1990 el Museo de
Prehistoria de Valencia ha retomado los trabajos en el yacimiento con un
proyecto de excavaciones, puesta en valor y actividades didácticas. 

Hoy
en día el yacimiento puede ser visitado y cuenta con un servicio de
guías. Un importante documento es la inscripción sobre plomo, de 180 x
40 mm, con 1 mm de grosor, hallada en las excavaciones de 1928 en el
departamento 48, enrollada bajo una piedra de molino. La lamina está
escrita por las dos caras en escritura ibérica suroriental
(también conocida como meridional) y es aparentemente un documento
contable que contine fundamentalmente registros con nombres de personas
asociados a cantidades, algunos de los cuales aparecen cancelados.
El sistema defensivo
La Bastida es un poblado de 3’5 hectáreas con una muralla de más de
tres metros de anchura en las zonas más accesibles, y por tanto más
vulnerables. Además hay dos torres adosadas a la muralla para mejorar la
defensa. Existe otro recinto más estrecho situado en la parte más
accesible del poblado, en la zona oriental, que está inacabado y que
debió realizarse para reforzar el control de los accesos. Este segundo
recinto define un especio de 1,5 hectáreas.

Estas construcciones protegían los dos batientes de madera, que
estaban formados por varias tablas unidas por pletinas de hierro. La
anchura de los accesos oscila entre los 150 cm de la Puerta Este y los
250 cm de las puertas Norte, Oeste y Sur. Dos de ellas, la Puerta Norte y
la Sur estaban tapiadas en el momento de la destrucción del poblado.
Tanto las puertas como la muralla conservan actualmente un zócalo de
mampostería, pero en su día el alzado estaba hecho de adobes. Además, un
adarve permitía la circulación por la muralla, las torres y las
puertas.
El urbanismo y la arquitectura doméstica
La organización de las construcciones está estructurada a lo largo de
una calle central que, de oeste a este, cruza todo el poblado. Otras
calles perpendiculares a ésta organizan espacios laterales y espacios
sin construcciones a modo de plazas.
Las casas eran de diversos tamaños (entre 70 y 150 m²) y estaban
formadas por varias habitaciones y algunas tenían incluso patios. La
arquitectura emplea los mismos elementos que los utilizados en la
muralla y las puertas. Los muros eran de adobes –que son ladrillos
hechos de barro y paja y secados al sol- sobre un zócalo o base de
piedras; después todas las fachadas y los espacios interiores eran
encalados y, a veces, pintados. Las casas tenían una sola planta y los
techos, que eran planos con leves pendientes para facilitar el desagüe,
eran también accesibles para otro tipo de actividades.
La parte central de cada casa estaba formada por el hogar, centro de
reunión y símbolo de la vida en familia. En las despensas de las casas
se almacenaban y conservaban los productos cultivados y, además, se
realizaban todo tipo de actividades como la molienda e incluso otras
tareas más específicas como el trabajo El sustento cotidiano: tareas agrícolas e intercambios

La cabaña ganadera estaba formada, sobre todo, por cabras y ovejas y
en menor medida, bueyes y cerdos de los que se extraía leche, lana y
cuero y fuerza para el cultivo con arados y el transporte en carros.
Además, no debemos olvidar, tampoco, la carne de estos animales para
consumir a la que se añadía la de los animales silvestres cazados, que
eran el conejo, la liebre, el ciervo, la cabra montés y el jabalí. Se
han hallado, también, anzuelos lo que nos indica que la pesca en el
cercano río Canyoles fue un recurso también aprovechado.
Junto a todo ello las actividades comerciales y los intercambios
ocupan, también, un lugar destacado en la economía de este poblado. En
la Bastida se han hallado juegos de pesas y balanzas de precisión, sin
duda utilizados para transacciones y cuentas relacionadas, quizás, con
el intercambio de pequeños lingotes de plata obtenidos mediante procesos
de copelación de plomo argentífero.
En relación con los intercambios también sabemos que al poblado
llegaban productos de varios puntos del Mediterráneo: desde el Estrecho
de Gibraltar llegaban ánforas que contenían productos derivados de la
pesca y salazones, y desde Atenas se transportaba vajilla de mesa
-platos y copas para beber- empleados por los iberos junto a sus propias
vajillas. Muchas de estas piezas eran, a veces, imitadas por los
alfareros iberos como muestra de su interés por ellas.
CERAMICA IBERICA LA BASTIDA DE LES ALCUSES
La estructura social
EL GUERRER DE MOIXENT.

El guerrer, de unos 7cm. de altura, contiene una amplia
información histórica sobre la cultura del poblado: El tocado de casco decorado
con yelmo, así como la “falcata” o espada ibérica que sostiene en su mano
derecha nos muestra la categoría militar del personaje y el uso del caballo,
que monta sin silla, supone un estatus social y militar importante en un
poblado donde la defensa era esencial.
El caballo lleva “bocado”(se han encontrado en el yacimiento) y sus
patas están serradas a la altura de la pezuña, lo cual nos hace pensar en que
se trataba del adorno final de un estandarte que incrustaba en un mango de
madera la figura, cuyo objetivo era dejar constancia pública del linaje
familiar o personal del representado.
La destrucción del poblado y su abandono
El asentamiento tuvo una vida muy corta, pues se fundó y se destruyó
en torno al 330 a. C. Así pues, el poblado sólo estuvo habitado el curso
de unas tres o cuatro generaciones. Estas fechas se han obtenido
gracias al completo repertorio de importaciones griegas de barniz negro
que ofrecen cronologías muy precisas. Las dos puertas de entrada
tapiadas, los restos de incendios, las numerosas armas, joyas y adornos
personales en las calles... todo indican que se produjo un abandono
rápido y forzado del lugar. La causas de su destrucción aún son dudosas y
controvertidas, pero deben ser puestas en relación con las actividades y
conflictos entre los propios grupos ibéricos, bien de la zona o bien de
otras áreas más amplios, que incluirían la meseta castellana, la zona
del Alcoià-Comptat o el valle del Vinalopó.
No olvidemos que estamos en un área con muchos asentamientos ibéricos, y
que es una zona con pasos naturales entre el interior y la costa y que
se buscó su control y el dominio de las tierras de cultivo.
El Museu de Moixent y el poblado de la Bastida de les Alcusses son
visitables todo el año. En el yacimiento hay un servicio de guías y
puede ser visitado siguiendo un recorrido con paneles explicativos.
Además, se ha reconstruido a escala natural una casa utilizando las
técnicas y materiales ibéricos, de modo que se puede apreciar como
estaban construidas estas casas y se observan los objetos y las
actividades características de las personas que allí vivieron. Además,
en una visita al Museo de Prehistoria de Valencia se puede admirar una
selección de los mejores objetos encontrados en la Bastida.
Entrada gratuita. Abierto de martes a domingo, de 10 a 14 h y de 16 a 18 h en invierno y de 18 a 20 h en verano.
CERAMICA GRIEGA EN LA BASIDA DE LES ALCUSES
Se encontraron varias formas de cerámica griega de barniz negro, al igual que otros fragmentos de cerámica de figuras rojas.
Panoplias de Guerreros
«Las panoplias —conjunto de armas y útiles— de guerreros
halladas confirman a La Bastida de les Alcusses como el poblado
peninsular de referencia para estudiar el periodo ibero». Así de
contundentes se mostraon Helena Bonet, directora del Museu de
Prehistòria de València y codirectora de la campaña de excavación y
Jaime Vives, arqueólogo y codirector de la excavación en La Bastida de
les Alcusses al referirse al extraordinario hallazgo.
Helena Bonet también explicó que los cinco conjuntos de
armas «pertenecientes a cinco guerreros iberos de hace 2.400 años
constituyen la parte más espectacular del hallazgo y permiten documentar
un ritual único en la arqueología ibérica consistente en la deposición
intencionada de cinco conjuntos completos de armas de hierro, ofrendas
alimenticias y vasos cerámicos, todo ello quemado junto a las
estructuras de madera y hierro de la puerta y sellado bajo una capa de
tierra».
Las excavaciones arqueológicas en el poblado ibérico de
la Bastida de les Alcusses de Moixent se han desarrollado, este año, en
la Puerta Oeste. Esta puerta de acceso ya había sido excavada en 1998;
no obstante, surgieron algunas evidencias que apuntaban a la existencia
de una entrada más antigua en este mismo punto. Estos indicios motivaron
la excavación de la Puerta Oeste durante este año.
Ritual

Hallazgo extraordinario
«Lo que hace único el hallazgo de la
Bastida de les Alcusses es que este ritual se ha documentado en un
poblado, y en concreto en la entrada principal, y en el que se ha
llevado a cabo deposiciones votivas siguiendo las normas de los rituales
funerarios aunque no son tumbas», destacó Bonet.
Durante la intervención, Jaime Vives ha comentado que
«una interpretación preliminar a estos hallazgos apuntaría al hecho de
que se trata de cenotafios, o monumentos para guardar la memoria de
personajes identificados por sus armas o recordar algún hecho en un
espacio público importante como es la puerta principal del poblado: la
Puerta Oeste».
Las excavaciones han permitido recuperar más de 60
objetos de hierro en este pequeño espacio de la entrada oeste, entre
armas y pletinas y clavos pertenecientes a los batientes de la puerta.
Una concentración inusual que se explica en relación al hecho ritual del
conjunto depositado.
Asimismo, se han documentado 45 troncos, vigas y tablones
de la estructura de las puertas, quemadas también con un sentido ritual
junto a estos conjuntos de armas, así como conjuntos de cereales y
aceitunas carbonizados que se depositaron también como ofrendas votivas.
Durante los próximos meses se acometerá el estudio
tipológico y funcional de los vasos cerámicos y se llevarán a cabo
analíticas de las armas. Además se estudiarán los restos carbonizados de
maderas, semillas y frutos, así como la fauna hallada, para la completa
reconstrucción de este excepcional ritual.
Junto a la restauración de todo el conjunto, se procederá
al inventario y catalogación de los restos que ya han pasado a formar
parte de las colecciones del Museu de Prehistòria de la Diputació de
València. El plazo estimado para que estas piezas únicas puedan ser
expuestas al público es, como mínimo, de un año.
No obstante, el Museo de Prehistoria de Valencia ha
empezado a exhibir, en las salas dedicadas a la cultura ibera, una
selección de los mejores objetos encontrados en la Bastida y una
excelente colección de instrumentos artesanales y herramientas agrícolas
de hierro
VAJILLA DE LA BASTIDA