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sábado, 26 de noviembre de 2011

EL TOSSAL DE LA CALA

 

 

Las tierras que conforman lo que hoy denominamos La Cala de Finestrat, han actuado durante la época antigua, esto es, desde el afianzamiento en estas tierras de la cultura ibérica, hasta la culminación del proceso romanizador, un modelo de lo que en arqueoloa se ha venido a denominar comodualidad cultural; la pervivencia de un modelo cultural, a la vez que se paulatinamente se va produciendo un proceso de aculturación como resultado de la llegada de agentes exógenos, procedentes, en este caso, de Roma. En este sentido, desde al menos el siglo IV aC se tiene constancia de la existencia de uno de los asentamientos ibéricos más importantes de la provincia de  Alicante, el Tossal de la Cala.



 El poblado se sitúa en lo alto de la elevación que cierra el extremo occidental de la playa de Poniente y que separa esta playa de la cala de Finestrat. Para llegar al poblado ibérico del Tossal de la Roca hay que ir a la cala de Finestrat y a la izquierda de unas esculturas de delfines que están en la parte más oriental de la playa se puede entrar con el coche en una calle semipeatonal. Llegando hasta su final empezamos a ascender por la Avenida de la Marina Baixa. Sólo queda subir siguiendo las indicaciones que señalan la dirección a la ermita. Pasamos junto a ella dejándola a la izquierda y seguimos ascendiendo hasta el final de la carretera, en lo más alto del Tossal que es donde se encuentra lo que queda del poblado, hoy protegido por un vallado que no dificulta su observación.

 
La plataforma superior, donde hay un aparcamiento donde podemos dejar el vehículo, era parte del poblado que en su día fue destruido por la urbanización de esta zona. Desde aquí las vistas son fabulosas siendo uno de los mejores miradores de Benidorm. A nuestros pies se extienden las extensas playas acabadas en el Parque Natural de Sierra Helada. Como telón de fondo el imponente Puig Campana y la Sierra de Bernia.



Aunque desgraciadamente la especulación urbanística ha destruido la mayor parte del yacimiento arqueológico que ocupaba toda la parte alta del cabezo, todavía podemos contemplar en la docena de casas conservadas como éstas se adaptaban al relieve. Las calles principales estaban preparadas para el paso de carros y animales y también seguían las curvas de nivel. Las casas se construían al menos con dos plantas, que daban respectivamente a las calles superior e inferior. La pared trasera se edificaba junto al terreno mientras que la delantera servía además de muro de contención. Son de planta rectangular con uno o dos departamentos. Los pavimentos eran de tierra batida, algunos con enlosado de piedras. La comunicación entre las viviendas que se disponían en diferentes niveles de la ladera se conseguía mediante calles escalonadas. Según los datos de antiguas excavaciones es posible que en la cima, donde hoy está el aparcamiento, hubiera un santuario, pero este dato no ha podido corroborarse debido a la desaparición de los restos con la construcción del aparcamiento.

La ubicación del poblado nos habla de una importancia fundamental de la pesca y el comercio en la economía de los habitantes del poblado. La cala de Finestrat era en la Antigüedad un entrante mucho más pronunciado de lo que es hoy en día, como consecuencia del rellenado por aluvión de la rambla o barranco de la Cala, lo que la convertiría en un buen refugio para los barcos que desde hacía siglos recorrían y comerciaban por toda la costa de Alicante. Desde el poblado del Tossal se controlaba perfectamente este fondeadero natural.


Entre los materiales encontrados destaca una gran sierra de hierro hoy conservaba en el MARQ que se puede considerar como una de las mejores herramientas de hierro que se han conservado de esta cultura. También se encontraron varios pebeteros con cabeza femenina, además de piezas de cerámica decorada de bella factura.
Hoy milagrosamente podemos contemplar lo que se ha salvado del cemento y nos debe de servir de enseñanza sobre lo que no se debe hacer con nuestro patrimonio.
1.- Este  yacimiento, estaría  relacionado directamente con el  oppidum1  del Tossal de Les  Bastides, que  por sus  características  representa  el centro de control y organización del territorio de primer nivel, en relación a otros documentados en el ámbito de la Contestania2. No obstante, el Tossal de la Cala representa, por su situación, un  yacimiento orientado casi exclusivamente a la gestión de los productos que tenían su yacimiento de gran extensión de época ibérica, generalmente amurallada, que actúa como centro del  control del territorio.
                                      2.- El poblado estaría situado en la cima del cerro, fortificado con una muralla. Los materiales se depositaron principalmente en el Museo Arqueológico de Alicante, actual  MARQ y por sus  características se han datado entre el s IV al I aC. Entre las piezas mas destacadas, nos encontramos con cemicas áticas de barniz negro, cerámica ibérica pintada con motivos del estilo Elche- Archena, kalatos, ánforas, campaniense A y B, lucernas republicanas, además de los restos escultóricos de un toro. No obstante, recientes descubrimientos nos permiten abordar el conocimiento de este yacimiento con nuevas perspectivas: los sondeos realizados en la Avenida de la Marina Baixa de Finestrat, esto es, en la vaguada que desemboca en la playa, y relativamente separada de la cima del Tossal, se han documentado una serie de estructuras formadas por muros de mampostea en un nivel que abarca un periodo cronológico comprendido entre finales del siglo IV y finales del III a C. Las estructuras principales son dos muros que discurren de forma paralela de NE a SW en un recurrido de cerca de 60 metros. Ambos muros, separados entre sí, por una distancia de unos 4 metros, están construidos en mampostería ordinaria,  apareciendo en ocasiones aparejo ciclópeo en la base. La interpretación de este yacimiento, no da lugar a dudas. Se trata de una calle, un camino delimitado por dos muros, a los que se añaden otros de forma perpendicular, que estaan relacionados con estructuras anexas a l recorrido del vial. La dirección del camino es obvia, parte desde la actual  Avenida de Finestrat, hacia la zona más baja: la playa. Suponemos por tanto, que la importancia del lugar, ya en esta época, queda manifestado al realizar esta construcción singular, cuya funcionalidad debió de estar relacionada con el transito de personas y productos desde el enclave costero hacia las tierras del interior. Nos encontramos pues, con un fondeadero de  época antigua, y con estructuras estables a él asociado, que debió ofrecer en la antigüedad un mayor refugio para todos los vientos, excepto los de componente sur. Todavía es pronto para entender en su totalidad, cual era la configuración del espacio del fondeadero de La Cala en época ibérica. Los resultados de esta excavación estodavía en proceso de investigación y en el futuro, quizá, alguna otra excavación en la  zona, nos permita profundizar más en el conocimiento del entorno.
 siglos IV y III a C, periodo donde el Tossal de la Cala, estaba en pleno apogeo, y desde luego, pensamos, directamente relacionado con el vial excavado y con las posibles funciones de fondeadero de La Cala.
 Esta información, nos dan información de un periodo concreto y vienen a confirmarse tras la excavación en el 2004 del solar destinado al aparcamiento del Edificio Principado. En esta zona se documentaron una serie de estructuras donde destacaba la presencia de un horno para la cocción de recipientes anfóricos, y una balsa de decantación de arcilla a escasos metros del horno. Estos, integrados en un complejos de estructuras, que por su cercaa a la línea de costa, debían de estar relacionadas con almacenes, estancias y espacios necesarios para la infraestructura de un fondeadero enmarcado dentro de la actividad de la zona como un punto de intercambio comercial y un desembarcadero usado desde épocas muy antiguas.
La excavación respondió a una actuación parcial que afectó a parte de un solar donde se construyó un aparcamiento a una cota superior a la de los restos documentados, sin embargo, la intervención ocupa tan sólo parte del mismo, motivada por el proceso de compactación del terreno debido a lo inestable del estrato geológico. En total la zona a excavar suponía un área de 198,86 m2. El asentamiento entraría a formar parte del territorio del Tossal de la Cala, un poblado en altura con un urbanismo organizado con calles y viviendas de una o dos habitaciones que presenta una ocupación entre los siglos III-I. a.C.7 lo que supondría el final de la cultura ibérica dentro del proceso conocido como romanización.
La excavación permitió descubrir un conjunto de estructuras, de las que a penas se conserva la cimentación, pero que nos han permitido conocer, o al menos intuir, la existencia de una zona industrial o artesanal, relacionada con la fabricación de cemica dada la existencia de al menos un horno alfarero.
A priori, y siempre según se desprende del estudio de los materiales arqueológicos recuperados, podemos decir que el asentamiento sólo tiene una fase de ocupación temporal que vendría a datarse en torno al siglo I a. C., con fragmentos cemicos característicos de este momento, como ánforas del tipo Dressel 1 o cemicas campanienses. Sin embargo, sí parece que se constata una reestructuración del espacio ocupado, habndose documentado varias fases constructivas que describimos a continuación:
1.- Un primer momento constructivo estaría formado por un recinto  cuadrangular del que no hemos constatado el cierre por la parte meridional, lo que podría inducir a pensar que estuviéramos ante una zona abierta como por ejemplo un patio. En el interior se documentó la presencia de un horno realizado con adobes y en el exterior una posible balsa de decantación de arcilla. La presencia del horno contribuiría
a reforzar la hipótesis del posible patio, ya que este tipo de estructuras solían estar al  aire libre para que pudiera circular libremente el humo.
2. - Esta fase es la menos clara, ya que tan sólo se sostendría por la construcción del muro que no parece relacionarse con ninguna estructura conservada o al menos detectada por nosotros, no obstante estratigráficamente, es posterior al horno, ya que corta parte de su boca de acceso y resulta anterior a la estancia 1, ya que se encuentra cortado por ésta en su extremo meridional.
3.- Al tercer momento pertenece la construcción de lo que hemos denominado estancia 1, formada por cuatro muros rectilíneos que conforman un espacio cuadrangular, que podríamos interpretar como un posible almacén. Esta habitación tendría un acceso por su ángulo E y no conserva pavimento alguno. A ella se le adosan una serie de muros conservados parcialmente que nos impiden realizar una valoración Por la zona occidental de la estancia se le asocia un pavimento de opus caementicium.
4.- Por último, en el ángulo E de la estancia 1 se construyó una estructura, que modificaría parte del acceso del recinto. Resulta dudosa su interpretación, aunque podría relacionarse con una posible zona de almacenamiento.
A pesar de las diferentes fases constructivas del asentamiento, podemos  interpretar que la zona excavada actuó como zona industrial o artesanal relacionada  como un centro de producción alfarera, aunque la presencia de un solo horno nos impide conocer si su existencia era la única o formaba parte de un complejo más amplio, con otras estructuras similares. No obstante, según se desprende del tamaño del horno, posiblemente debieron existir más estructuras para que se permitieran varias hornadas al mismo tiempo.
El emplazamiento resultaría el adecuado para la instalación de un taller alfarero, tanto por la proximidad de un puerto o fondeadero así como la proximidad de agua dulce, teniendo en cuenta la cercanía de un barranco que desemboca en la Cala. Otro aspecto determinante es la existencia de una zona próxima para la obtención de arcillas.
En cuanto al recinto industrial, en general, debía constar de varias dependencias, como sala de hornos, almacenes de arcilla, zonas de depuración, modulación y secado y almacenes de cemicas crudas y acabadas9 . Sin embargo, dada la limitación del área excavada, resulta muy aventurado el querer ver esta distribución en el solar. Lo que parece claro es que  tenemos un horno, muy arrasado del que a penas se conserva la cámara de fuego, sin que se haya constatado la boca de alimentación que fue cortada por la fosa de cimentación del muro. La forma del horno recuerda a otros conocidos como por ejemplo el de Los Vicarios, Alcalá del Júcar o el horno 3 de La Illeta dels Banyets.
En teoría los hornos debían de constar de dos partes fundamentalmente, la cámara de combustión y la cámara de cocción o laboratorio, unido a un tiro único. Ambas cámaras estarían separadas por el piso del laboratorio conocido como parrilla y que estaría perforado para permitir el paso del calor desde la cámara inferior a la superior13. Cabe destacar la doble función de la cámara de combustión, por una parte  para la distribución y control del calor y por otra por albergar el sistema de apoyo de  todo el nivel superior14.
El horno excavado por nosotros se construyó excavando en la tierra una oquedad, de tendencia elíptica revestida con adobes colocados en vertical. Tiene un tabique central de piedra y adobe que divide la cámara de fuego en dos partes y que actuaría como sujeción de la parrilla desaparecida. El piso de la cámara estaba enlucido con barro, que presentaba un color entre amarillento y gris por efecto de los gases de combustión.
Desconocemos con exactitud la longitud total del horno, ya que la boca fue  cortada por  la  construcción de un  muro posterior, midiendo la parte conservada 1,70 m. Los  extremos  posteriores  eran ligeramente  redondeados y la boca del horno tea una orientación hacia el sur.
La cocción en  el horno debió realizarse mediante combustión de ramas, cuyas cenizas podríamos relacionar con el sedimento interior de una serie de fosas excavadas en la arena, próximas a la estructura.
Desconocemos la producción propia de este horno, ya que no hemos constatado la zona de vertido de piezas defectuosas, aunque por su tamaño quizá estuviese preparado para la fabricación de cemicas comunes. Así mismo, no podemos asegurar si su abandono fue motivado por una amortización natural, aunque es significativa la ausencia de sedimento con carbones o cenizas en su interior.
Junto al horno se constató la presencia de una mancha de arcilla de tendencia circular de color anaranjado, que quizá sea el resultado de la acumulación de barro, y en el exterior del recinto donde se encontró el horno, adosado al extremo NW del muro 2018, se documentó una posible balsa de decantación de arcilla realizada con lajas hincadas en vertical y trabadas con barro, con una anchura máxima entorno a los 2 m y una profundidad de 0,65. Generalmente, este proceso se llevaba a cabo para conseguir el grado de pureza del barro antes de ser torneado, para lo cual debía dejarse en reposo  durante un cierto tiempo.
En cuanto a la otra construcción significativa, la estancia 1, resulta más difícil de interpretar, ya que si bien en su primera fase constructiva lo podríamos relacionar con un simple almacén – debido a la gran cantidad de material cemico documentado en el estrato de relleno y a la inexistencia de pavimento- lo complicado viene con la anexión de otra. El resultado final es una habitación que queda inutilizada ya que no hay comunicación desde la anterior estructura a no ser que se realizara desde una parte más elevada, lo que constituiría una complicación excesiva. Tampoco parece clara su función que por el tamaño que deja libre no permite el almacenamiento de muchas piezas ni la permanencia en su interior de personas, a no ser que actuara como un posible banco y las piezas se colocaran sobre él. Por tanto, desconocemos la función de este edificio, que quizá podría relacionarse o explicarse con la ampliación de la excavación para tener una perspectiva mayor para conocer ante qué tipo de asentamiento nos encontramos.
Lo que parece claro es que estamos ante la ocupación de una zona próxima al yacimiento arqueológico del Tossal de la Cala y a un fondeadero próximo en la misma cala, en un momento en que predomina la vajilla doméstica de época republicana15 (s. II-I a.C.), con la convivencia de cemica ibérica con piezas romanas de barniz negro, paredes finas y cemica común16, así como la llegada de ánforas de vino itálicas en competencia con las púnicas e ibéricas. Todo esto supondría una continuidad ibérica en las manifestaciones culturales, entendiéndose que la presencia de Roma no llegó a cambiar de inmediato las costumbres indígenas.
LOS GUERREROS DEL TOSSAL DE LA  CALA


                               


Este fragmento fue hallado por el padre Belda en las excavaciones realizadas en los años 40 en el Tossal de la Cala en Benidorm. Se publica una imagen de la pieza, por primera vez, en la Memoria de los Museos Arqueológicos Provinciales (1950-51) en un artículo que él dedica a los nuevos ingresos de materiales del entonces Museo Provincial de Alicante. En ese capítulo hace especial mención a los objetos localizados en el yacimiento de Benidorm pocos años antes, los cuales no contextualiza dentro del mismo sino que simplemente enumera adscribiéndolos a distintos momentos históricos. No conservamos croquis ni planos de sus excavaciones pero Belda asegura que llegó a sacar a la luz un total de veintisiete estancias. Por otro lado, Tarradell (1985, 114) indica que excavó 350 m2 en los años 60. De todo ese espacio, hoy en día solo podemos apreciar doce estancias que fueron excavadas por Francisco García Hernández en los años 80. Esto se debe a que el Tossal de la Cala se encuentra casi completamente urbanizado, dejando libre de la vorágine de la construcción los pocos metros cuadrados de yacimiento que podemos disfrutar actualmente, lo que supone una pequeña parte de lo que pudo ser originalmente.
Se trata de un fragmento de cerámica ibérica pintada que mide unos 9 cm de altura por 17 de anchura. Su pasta es fina y depurada con tres franjas de color: ocre, anaranjado y ocre. La superficie tanto externa como interna se encuentra alisada y también es ocre. Presenta una decoración de estilo narrativo, o de SE II según Tortosa (2006, 103), pintada en rojo oscuro. Podemos ver representados a tres guerreros en procesión armados con escudos circulares (caetra) y lanzas. Por debajo de los escudos se pueden apreciar sus piernas de perfil. En los espacios libres se han dibujado temas vegetales, rombos reticulados y una especie de cabeza de ave con una pequeña cresta. Estas dos últimas figuras aparecen entre las piernas de dos de los tres guerreros. Es una representación pictórica muy cuidada, con unas piernas muy bien torneadas y unos escudos con una meticulosa decoración.
Como estos vasos eran encargados por la élite, no es ilógico pensar que aparezcan, en la iconografía ibérica, hombres ataviados con la indumentaria guerrera en hilera a modo de desfile. Como bien dice Aranegui (1997, 60-61), la identificación del guerrero en relación con el héroe y el buen ciudadano, es constante en la sociedad antigua. No hay más que recordar el vaso de los guerreros de Micenas cuya datación gira en torno al 1200-1150 a.n.e. muy lejos de la que nos aporta nuestra pieza que se englobaría entre finales del siglo II y la primera mitad del siglo I a.n.e., como indica Trinidad Tortosa.
Podemos encontrar un fragmento cerámico con una iconografía similar en el Tossal de Manises. Se adscribió en un principio al yacimiento de Castillo del Río en Aspe, pero en el año 2003 el equipo del MARQ localizó otro fragmento, que pegaba con dicha pieza, dentro de los materiales pertenecientes al Tossal de Manises. Los escudos de ambas piezas presentan el mismo esquema decorativo con una especie de roseta central y una retícula circundando el borde. Como bien indica Quesada (1997, 521) la decoración recuerda los grandes tachones centrales como los aparecidos en Cabezo Lucero, si bien no podemos ponerlos en relación dado que ambas representaciones pictóricas se datan más allá de finales del s. III a.n.e. mientras que la pieza del Cabezo Lucero pertenecería al siglo V a.n.e. 

 La caetra ibérica

El guerrero para poder serlo debía poder pagarse sus armas. De este modo, la panoplia guerrera era considerada como un conjunto de objetos de gran valor que además daba prestigio a quien lo llevara, siendo una deshonra el abandono de los mismos, ya que eso quería decir que su portador había huido de la contienda.
El escudo conformaba una pieza de protección activa dentro del conjunto de armas que debía de llevar un guerrero. No sólo servía de protección sino también permitía empujar con él al oponente e incluso golpear con su borde o umbo. En el mundo ibérico se pueden distinguir escudos de forma circular (caetra) u ovalada (scutum). Como mencionamos, los escudos representados en la pieza del Tossal de la Cala son de tipo circular. La caetra en la Península Ibérica se caracterizaba por ser un escudo empuñado con una manilla central que le otorgaba una gran movilidad a su portador. El cuerpo o alma del escudo se componía de un material orgánico, probablemente una combinación de madera y cuero. Como sistema de agarre tendría la manilla que se uniría al cuerpo mediante tachones de hierro y llevaría incorporado un sistema de suspensión por correa para su transporte. En la parte central, para permitir un mejor agarre, se crearía una parte cóncava que se reforzaría con un umbo bien de madera o metal y madera. En cuanto a las dimensiones, se especula que podrían coexistir dos tamaños: unos que oscilaría entre 40 y 50 cm de diámetro, y otros mayores que se encontrarían entre los 60 y 100 cm de diámetro (Quesada, 1997, 483-532).