La
imagen que tenemos sobre la incidencia de los pueblos colonizadores al
desarrollo del comercio y las formas de producción artesanal e industrial en
las sociedades indígenas esta siendo modificada en la medida en que van
aumentando nuestros conocimientos dc las zonas receptoras de dichas
influencias. En el caso específico de la Península Ibérica esto adquiere una
especial relevancia motivada por los recientes progresos en el campo de la
arqueología y los nuevos enfoques en la interpretación de las fuentes clásicas.
Estrechamente ligada a esta aproximación metodológica, la visión general que
persiste sobre la naturaleza de las relaciones que los pueblos colonizadores
mantenían entre si exige una revisión. ·
Los estudios españoles
relacionados con el mundo etrusco han tenido como característica fundamental el
análisis de las relaciones comerciales entre Etruria y el Levante y sur de la Península
ibérica desde una perspectiva exclusivamente arqueológica.
Hay un aspecto, o
coincidencia, que sugiere la cronología. En la segunda mitad del siglo VI se
produjo la batalla de Alalla. donde la alianza etrusco-púnica derrotó a a los
foceos.
Poco después se
testimonia una fuerte presencia etrusco- itálica en la Península Ibérica.
En el Museo Arqueológico de Alicante se conserva un ánfora
etrusca completa del tipo 4 de Michel Py, fechable en el siglo V a.C. Procedía
de una colección particular formada por piezas de procedencia local, y fue dada
a conocer por Ribera (1981). Otros fragmentos de ánforas etruscas se
encontraron en aguas próximas a la ciudad de Valencia, mezclados con otros
muchos restos cerámicos de tipos anfóricos griegos, fenicio-púnicos e ibéricos,
vinculados quizás a algún antiguo embarcadero (RIBERA y FERNÁNDEZ, 1989). Los
restos anfóricos etruscos hallados en el País Valenciano probablemente se
relacionan con el comercio del vino, originario de centros vinícolas tan
conocidos como Vulci, Tarquinia y Populonia.
Pero seguramente en todos o en la mayoría de los casos, el
vino etrusco llegaría a las costas ibéricas más meridionales en embarcaciones
fenicias, griegas o incluso de los propios intermediarios indígenas. El vino
etrusco sería introducido en la Contestania a fines del siglo VI o principios
del siglo V a.C., pero en cantidades muy limitadas, pues apenas podía competir
con el vino griego y el vino fenicio-púnico, que tenían distribuidores
comerciales más estables en la región.
Los contactos
comerciales directos entre Etruria y las costas levantinas ibéricas no parecen
muy probables, y si se produjeron serían esporádicos. A pesar de ello, la
influencia de la técnica y la simbología etruscas sobre las producciones orfebres,
armamentísticas y escultóricas ibéricas es bastante apreciable, y tal vez pueda
relacionarse con la “koiné” mediterránea impulsada por los comerciantes y por
los artistas itinerantes.
Fenicios, etruscos y marselleses comercializaban
el vino. Su consumo, en uno u otro lugar, se circunscribía a las capas de la
sociedad más ricas.
Desde en el momento en que Etruria
entró en contacto regular con gentes y productos del Mediterráneo Oriental el
estamento superior de las clases proto-etruscas se convierte en protagonista de
tales relaciones.
El mundo Etrusco sufrió una auténtica invasión de productos de
importación de gran valor material y alto precio, cuyos destinatarios serían
las clases privilegiadas
Algunas fuentes antiguas nos hablan de la relación que había
entre los etruscos y los fenicios.
Otras nos dicen lo contrario, es decir, que la relación de amistad la
tenían los etruscos con los
cartagineses.
Lo que está claro que los etruscos fueron una gran potencia naval, al
igual que la Fenicia desde el siglo X al VI a C en que fue decayendo por
diferentes razones.
El comercio etrusco extraitálico se redujo al Mediterráneo
occidental con una mayor intensidad en
la costa sur de Francia con una prolongación a Europa Central.
La exportación de cerámica etrusca se encuentra vinculada a los
productos agrícolas.
Como podemos entender después de haber visto la expansión de la
flota etrusca, fueron los fenicios quienes la reemplazaron, debido a ello se
encuentran por todo el Mediterráneo y
por casi todas las factorías o colonias
fenicias así en Ullastret encontramos un ánfora etrusca,
La presencia de producciones etruscas en Huelva no es muy
numerosa, pero si lo suficientemente significativa, tanto por lo que implica el
hecho mismo de su hallazgo en este yacimiento como por el marco
cronologico-cultural en que se encuentran, con todo lo que ello puede
significar desde la valoración de las relaciones socio·económicas que, durante
la primera mitad del siglo VI a. C., caracterizaron el contacto del mundo
tartésico con el ámbito mediterráneo
Aun siendo de escasez los productos etruscos, los cántaros son los
mejor representados.
El poblado de San Fulgencio
(Alicante) viviría fundamentalmente del comercio mediterráneo del que son un
buen exponente el conjunto de ánforas púnicas, griegas y etruscas, contenedoras
de salazones de pescado y vino, así como la vajilla fina ática de barniz negro
y figuras negras y las manufacturas de bronce etrusco.