

En el estudio de la necrópolis de El Molar, y debido a las circunstancias de su excavación, se hace difícil asociar ajuares funerarios completos y seguros con tipos concretos de deposiciones funerarias. En la necrópolis se dieron tanto las inhumaciones como las incineraciones, siendo estas últimas más numerosas y recientes. Las incineraciones realizadas en el lugar estuvieron sometidas a un ceremonial vistoso, que incluía banquetes, libaciones, danzas y ofrendas funerarias (Monraval, 1992, 125-128). En los “ustrina”, después de encendida la pira y consumido el cadáver, se procedía a una serie de ofrendas en favor del difunto. Algunas estructuras de forma cuadrangular, recubiertas de un pavimento a base de valvas de moluscos, pudieron haber sido utilizadas para el lavado de los huesos tras su cremación. Los objetos musicales documentados, como címbalos y crótalos, nos permiten imaginar los bailes que se efectuarían en la necrópolis con motivo de las incineraciones.

El vertido ritual de perfumes se realizaría mediante los aguamaniles atestiguados, mientras que la libación de vinos está relacionada con las copas, escifos, fragmentos de hidria y ánforas áticas.


