NECRÓPOLIS
IBÉRICA DEL PEÑÓN DEL REY
(VILLENA,
ALICANTE)
EMPLAZAMIENTO
La Sierra de Cabrera está situada en el margen derecho del
río Vinalopó, en la confluencia de los términos municipales de Villena, Sax y
Salinas. Este pequeño núcleo montañoso defiende la entrada al collado de
Salinas por el Oeste y al valle medio del Vinalopó por el Este, siendo paso
obligado de salida natural hacia el mar.
Los restos aparecieron en una meseta de unos sesenta metros
cuadrados existente sobre un pequeño espolón que sobresale en la parte norte, a
unos 700 m de altitud, de difícil acceso por todas sus vertientes excepto por
la occidental, que es la que se abre a la cuenca de Salinas.
LA EXCAVACIÓN
La gran cantidad de cerámica que según J.M. Soler se
observaba en la superficie de la parte sur de la necrópolis, le llevó a
efectuar un sondeo arqueológico ese mismo año.
Soler en el diario
de excavación se compone de un estrato superficial de tierra de color gris
oscuro y textura suelta, que apoyaba sobre un segundo y último estrato más
endurecido y de coloración más clara.
Las vasijas aparecieron aproximadamente a 25 cm de la
superficie, en posición invertida y cubriendo las cenizas depositadas en los
huecos de la roca natural. Aunque no parecían tener disposición aparente, la
distancia entre los enterramientos era de 50 cm por término medio y algunos de
ellos contaban con dos platos –uno apoyando sobre el otro–. El conjunto se
completaba con una serie de piedras dispuestas en torno a las vasijas, y todo
aparecía cubierto de fragmentos de cerámica idénticos a los platos colocados
sobre las cenizas. En este sentido J.M. Soler dice: “Las cenizas del
difunto, juntas a veces con algunos objetos de su uso personal, fueron
depositadas en un hoyo y recubiertas con una de estas vasijas, rodeando el
conjunto de piedras protectoras” (Soler, 1976, 61).
De esta cita se desprende que J.M. Soler encontró
evidencias que le llevaron a interpretar el yacimiento como una necrópolis. Sin
embargo, entre el material perteneciente al Peñón del Rey depositado en el
almacén del Museo Arqueológico de Villena no pudimos encontrar los restos óseos
procedentes de las incineraciones.
En cuanto a la colocación de los ajuares se encontraban
entre las cenizas, cubiertos por las vasijas. No son abundantes ni, al
contrario de lo que ocurre habitualmente en las necrópolis ibéricas, demasiado
espectaculares ya que únicamente se documentaron algunas piezas metálicas y, en
alguna ocasión, un pequeño núcleo de sílex color rosáceo con forma de pirámide
truncada. Lamentablemente no hemos podido localizar ninguna pieza de sílex que
responda a esta descripción entre el material correspondiente a este yacimiento
depositado en los fondos del Museo Arqueológico de Villena.
Como ya se ha puesto de manifiesto, en distintas prospecciones
del área que rodea la necrópolis J.M. Soler localizó restos de estructuras y
materiales pertenecientes a la Edad del Bronce, que le llevaron a deducir una
ocupación anterior a la de época ibérica.
EL AJUAR
Destaca notablemente que la gran mayoría de los hallazgos
obtenidos en la necrópolis del Peñón del Rey son cerámicos, todos
pertenecientes a la producción denominada.
Cerámica gris. Por lo tanto, el material
cerámico constituye el grupo más abundante del ajuar de la necrópolis que se
completa con tan sólo ocho piezas metálicas, algunas procedentes de recogidas
superficiales. Bien es verdad que la necrópolis no se excavó en toda su
extensión, y que en futuras excavaciones podría aparecer más variedad en el
repertorio de los ajuares pero, con todo, la diferencia seguiría siendo
considerable.
La cerámica Clasificación
tipológica
Excepto una docena escasa de platos que aparecieron
completos el conjunto se encuentra muy fragmentado, por lo que en muchos casos
(37’3%) no ha sido posible clasificar formalmente bordes y bases muy pequeñas,
aunque se intuye que pertenecen a la misma forma. Este hecho y la similitud en
el aspecto de las piezas nos ha impedido asimismo establecer un recuento
aproximado del número total de platos existentes en el conjunto.
Otro hecho destacable es la escasa variedad del repertorio
tipológico de la cerámica ya que todas corresponden a la forma denominada plato
(P) en la tipología de El Oral3 (San Fulgencio, Alicante).
Dentro de esta gran forma, y en función de la forma del
borde, distinguimos a su vez dos grupos: PI platos de borde simple y PII platos
de borde exvasado. Por lo que respecta a las bases, son cóncavas, anulares o de
pié indicado y aparecen indistintamente asociadas tanto a un grupo como al
otro.
PI Platos
de borde simple
Son recipientes cuyo borde no se diferencia del cuerpo, que
es de casquete esférico. En general los platos de este grupo aparecidos en el
Peñón presentan diámetros que oscilan entre los 19 y 25 cm.
PI Platos
de borde Exvasado
En este segundo grupo tipológico se incluyen los platos de
perfil exvasado, que son los más abundantes entre el conjunto del material
cerámico del Peñón del Rey.
Los
metales
Respecto a las piezas metálicas que aparecieron en la
necrópolis hay que destacar dos circunstancias. En primer lugar, y frente a
otras necrópolis conocidas en el ámbito ibérico, tan sólo se encontraron ocho
piezas, algunas bastante fragmentadas. En segundo lugar hay que tener en cuenta
que, según J.M. Soler, no todos los objetos que se describen a continuación
formaban parte del ajuar propiamente dicho, sino que algunos se encontraron en
las prospecciones superficiales efectuadas en el yacimiento.
Este es el caso de una punta de flecha de bronce con hoja
oval, ligeramente fragmentada que presenta largo pedúnculo ligeramente curvado.
La hoja tiene sección oval mientras que el pedúnculo es cuadrada. Mide 1’3 x
6’2 cm., pesa 6’9 gramos y su estado de conservación es bueno. La forma de esta
pieza recuerda a las denominadas puntas de tipo palmela, que
habitualmente aparece en contextos culturales más antiguos, y no se descarta
que pudiera pertenecer a una ocupación anterior del Peñón del Rey, aunque en el
pavimento del departamento 12 del poblado ibérico de El Puntal (Salinas,
Alicante), a escasos kilómetros del Peñón del Rey, se documentó una punta
similar. También de bronce son dos pequeñas piezas, la primera de forma
apuntada, con doble filo y orificio en la parte inferior; la otra
corresponde a una punta de bronce que se ha obtenido a partir de una laminita
de sección cuadrada, conserva el arranque de lo que parece ser el pedúnculo.
Completa el inventario de objetos de bronce una fíbula del
tipo anular hispánica en excelente estado de conservación.
Corresponde al Tipo 2 en la clasificación de Cuadrado, es
decir con resorte de charnela en bisagra y puente de timbal.
La dispersión de las fíbulas anulares por la Península es
muy amplia y tienen una gran perduración en el tiempo –de casi seis siglos–,
por lo que su adscripción cronológica pasa por concretar variantes y
subvariantes dentro del tipo genérico. Respecto a la clasificación de Cuadrado
corresponde al tipo 2, o fíbula anular hispánica de timbal elipsoidal.
Esta misma clasificación se utiliza en el estudio de las fíbulas de Albacete,
donde más concretamente aparece la variante e, subvariante I que
presenta el puente unido al anillo mediante dos montantes .En definitiva, se
trata de un ejemplar muy difundido en el sureste peninsular que se ha
documentado en yacimientos como Bastida, Covalta, la Serreta y el Puig, con una
cronología general que abarca desde finales del siglo V a principios de siglo
IV a.C.
HIERRO
Cuatro piezas de hierro completan el ajuar metálico de la
necrópolis: un pequeño fragmento de regatón, un botón o remache procedente de
superficie. una barrita de hierro de contorno irregular y un fragmento de un
posible cuchillo afalcatado perteneciente a la zona de intersección del mango y
la hoja.